Seleccione y explique un modelo de escucha aprendido en las clases y comente dónde y de qué modo puede ser aplicado en su realidad pastoral
Su aporte no debe superar las 300 palabras.
Seleccione y explique un modelo de escucha aprendido en las clases y comente dónde y de qué modo puede ser aplicado en su realidad pastoral
Su aporte no debe superar las 300 palabras.
La escucha en la misión profética, aquí vemos como Dios elige algunos hombres para que anuncien su palabra en medio del pueblo de Israel y este mensaje se condensaba en un concreto anuncio de liberación , por lo cual los profetas creían que sus palabras eran la voz de Dios en medio de un pueblo.
nosotros como parte de la Iglesia estamos llamados a anunciar a Dios a tiempo y a destiempo para aquellos hombres que pocas veces viven su fe y alejados de Dios. y este anuncio implica ser testigos de Dios con nuestras palabras y acciones de una vida espiritual que escucha el mensaje de Dios pero que también respondemos a ese llamado a partir de nuestra experiencia de vida con Dios.
La escucha activa como escucha sinodal, aquella que nos permite escuchar los problemas de la Iglesia y guiados por el Espíritu Santo nos permitirá discernir adecuadamente las necesidades de nuestras comunidades eclesiales, ya que escuchar es mucho más significativa que un simple oír; y está hará que hagamos revitalizar a nuestra Iglesia y desde la misión asumida en nuestro bautismo podamos hacer presente en nuestras vidas y en la vida de la Iglesia a ejemplo de las primeras comunidades cristianas la buena nueva que nos trae Jesucristo.
En el camino sinodad “sentir con la Iglesia” es esencial, la escucha activa y desde el corazón descubrir las necesidades del corazón del otro (s) y así, en el conversatorio espiritual, ayudándome de estos procesos llegar a decisiones, modos nuevos de proceder en mí, siendo luz en nuestro presbiterio, parroquia (aquí y ahora participo de equipo sinodal que ora, se forma y sale a actuar), en el contacto con otros hermanos de la Diócesis de El Espinal, Tolima Colombia, se avive el fervor de la fe, del profeta, de la cercanía, la compasión y la misericordia en las comunidades y en quienes están en la periferia, EVANGELIZANDO. Pedro B Guzmán V Pbro.
La escucha sinodal, donde se da la participación a todos los que se encuentren presentes en las conversaciones espirituales , ayudan a tener una mirada abierta a la participación, al diálogo, al discernimiento, donde se aprende a escuchar el espíritu que nos guía buscando siempre la manera de caminar unidos como pueblo de Dios.
Otro aspecto es la escucha activa que nos lleva a respetar a los otros, saber escuchar a los otros, con el corazón. Saber escuchar a Dios y de manera especial sabernos escuchar desde un profundo conocimiento personal.
Uno de los modelos de escucha que ha resonado en mi, y deseo practicar en mi acción pastoral dentro de mi ministerio ha sido el modelo chino de ESCUCHAR.
Una escucha activa de todo mi ser:
Escuchar con mis oídos, la piel, los ojos, con una atención indivisible (poniendo todo lo que se y soy en juego) y totalmente con el corazón. Con una actitud completamente humilde y de entrega en la escucha del otro.
La escucha es una manera de comunicación y adquiere nuevas dimensiones, una de ellas es la libertad y nos lleva a reflexionar sobre la importancia que necesita el ser humano de ser escuchado en lo personal y comunitario.
La escucha es el estilo humilde de Dios que se revela a través de la brisa suave
En la escucha debemos tener una actitud receptiva y asumir la cultura del dialogo.
Saber escuchar es dejarnos sorprender
La sinodalidad se da la practica de la escucha en actitud de discernimiento, dentro de un grupo de personas, es la escucha de una comunidad, con iniciativa, se da con la participación a todos los que se encuentren presentes en las conversaciones espirituales, reflexivas que aporten con actitudes nuevas, renovadoras, con escucha en actitud de respeto , prestando atención a lo que el Espíritu santo tiene que decir a cada persona, que sea esa palabra cambiante, caminar unidos como pueblo de Dios, donde todos caminan juntos, con esperanzas activas, en la toma de decisiones, llamada a la conversión como pueblo de dios y familia de Dios .
La espiritualidad bíblica de la escucha en el camino sinodal como modelo. En Laudato Si 49, el Papa nos invita a escuchar del clamor de la Tierra y de los pobres. Esta invitación brota de la Palabra. En Dt 6, 4: el Shamá Israel es la escucha de Dios, de los pobres y de la tierra. La escucha entonces, es la capacidad del corazón de apertura para acoger y entablar un diálogo: Dios – Pueblo – Pobres – Tierra. (Todo es Palabra de Dios en diálogo – DV 24). Diálogo intra Trinitario, con el Pueblo de Dios a través de personas concretas que son representantes, puentes, voceros (profetas) que hablan de Dios después de haber hablado con Él, como Moisés; con los pobres (clamor de su pueblo oprimido (Ex 34);, con la Tierra Casa común: es un modelo de escucha en círculos concéntricos que están interrelacionados: la escucha íntima de la Palabra personal y comunitariamente, la escucha de lo que el Espíritu suscita en el Pueblo de Dios (sensus fidei); luego el clamor de los pobres y oprimidos y finalmente, abrazando en la esucha a toda la Creación, el clamor de la Tierra, de la Casa Común. Este modelo de escucha lo tenemos en Moisés, en los profetas, y revelado en Jesús que acoge a la multitud y nos muestra el camino de escucha comunitario que se verá reflejado en el primer Sínodo de Jerusalén (Hch 15) donde se escucha el clamor de los pobres que reciben la fe en Jesús, se escucha a los apóstoles y a toda la Iglesia para discernir y tomar una decisión entre todos: “El Espíritu Santo y nosotros -Iglesia- hemos decidido…” La Espiritualidad Bíblica Sinodal es la espiritualidad del Caminar Juntos en la escucha (Palabra, Iglesia, pobres, Tierra).
Me hago eco de la escucha en la que esta no es una estrategia de acercamiento al otro, de entrada para la comunicación, sino que es mucho más, es lugar teológico donde Dios se hace presente desde “la humanidad” de quien tengo al lado.
Esto me ha hecho pensar en la estructura de la atención (yo-en-mi, en- ello, en-ti, en-ahora).
Cuando imparto alguna formación sobre la sinodalidad y sobre todo cuando acompaño algunas reuniones de arciprestazgos, unidades pastorales, y/o consejos parroquiales, puedo modificar el nivel de consciencia desde el que actúo, ahondando y abriéndome al otro en una escucha más activa que nos lleve a generar visiones de futuro. Abrirme a los puntos de vista de los otros y facilitar que todos podamos poner en juego nuestro “ser, pensar y sentir” más autentico.
Sigo aprendiendo…
He vivido con gozo la lectura y la reflexión sobre los materiales entregados y también los encuentros con la Hna. Daniela. Muchos elementos importantes para desarrollar ese arte de la escucha que puedan ayudarnos en este camino sinodal, en el hacer de nuestra Iglesia espacio de encuentro y compartir la fe y la vida.
En estos días en que acompaño a mis Hermanas presentes en Perú (un Fe y Alegría, una Casa-Hogar, la misión en el Alto Amazonas o la comunidad de formación), me resuena especialmente esa escucha que pueda generar procesos de discernimiento para ayudarnos a vivir en autenticidad, abiertas a las necesidades de nuestros hermanos, dispuestas a construir Iglesia a la luz del Espíritu… y, sin duda, las actitudes que YO necesito vivir para poder ser realmente ESCUCHADORA.
Y en este contexto que no es para mí desconocido, pero que ha cambiado tanto, pienso que preciso acercarme a la escucha comprensiva , desarrollando, sobre todo, una escucha empática (es la realidad de MIS Hermanas, es MÍA), también apreciativa (sin juicios previos, porque quiero estar, sin condicionarme por el estamento desde el que me acerco a ellas y compartimos).
Hoy por hoy, desde mi tarea en la congregación, creo que es un espacio especialmente necesitado de escucha, atenta, cercana, sincera, sin prejuicios… porque juntas queremos vivir en fidelidad nuestro carisma y actualizarlo en caminos sororales de sinodalidad.
Foro clase 2: Modelos y prácticas de escucha
Un modelo de escucha aprendido en las clases es la “Comunicación espiritual” practicado hasta la fecha en dos ocasiones durante el Diplomado en “Liderazgo ministerial en clave sinodal”, consiste según la guía práctica en ”un método que facilita el discernimiento comunitario, escuchándonos unos a otros, acogiendo nuestra diversidad, pues cada uno es importante, para poder discernir lo que el Espíritu del Señor dice a la Iglesia”.
En mi realidad pastoral intentaré involucrarlo en mis encuentro con grupos diversos conformados por personas de diferentes edades y actividades, donde nos une el deseo de conocer y profundizar en el estudio de la fe. El modo como se llevará a cabo será el mismo vivido en el Diplomado. Se enviará con anticipación la bibliografía propia del tema a estudiar para que en el encuentro presencial se logre la participación y escucha activa de los asistentes.
Ser buen oyente no se improvisa. Volver a Jesús como maestro de escucha y aprender de María como la libre oyente de la Palabra, me ofrecen actitudes concretas a poner en práctica en el día a día de mi ejercicio pastoral.
… volvamos a escuchar a Jesús, con todo el amor y el respeto que merece.
Permitámosle que nos golpee con sus palabras, que nos desafíe, que nos interpele a un cambio real de vida. De otro modo, la santidad será sólo de palabras (Cf. GE 66).
Él mismo nos dice: “Ten en cuenta que estoy a la puerta y voy a llamar; y,
si alguno abre mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos los dos” (Ap 3,20).
María es la figura de la Iglesia a la escucha de la Palabra de Dios. Símbolo
de apertura a Dios y a los demás; escucha activa, que interioriza, asimila, y en la que la Palabra se convierte en forma de vida (Cf. VD 27). Ella es personificación de la sabiduría. María ¡danos la perfección de tu escucha!
Entre los modos de escucha creo que me quedo cuestionada con la forma de escucha comprensiva, que implica escuchar desde el contexto donde la otra persona me está hablando. No solo escuchar lo que el otro dice, sino escuchar cómo lo dice y por qué lo dice.
En mi tarea pastoral es clave este modo de escuchar. Soy animadora de una congregación religiosa. En el servicio de animación paso muchas horas escuchando, pero en muchas oportunidades me descubro que estoy distraída o también crítica y sobre todo en la mayoría de las oportunidades mientras escucho al otro, ya estoy elaborando mi respuesta, atenta a como voy a responder.
Este diplomado va permitiendo que revise mis prácticas de escucha y el modo comprensivo me da luz, para ubicarme desde escuchar con todo, o sea, prestar el oído para escuchar, los ojos para contemplar al otro y el corazón para poder comprender desde dónde y por qué lo dice.
Dónde aplicarlo: en la escucha a las personas confiadas
De qué modo? una actitud de disposición en el momento de escucharlos, dejando lo que tengo que hacer aunque la escucha sea telefónica.
PAZ Y BIEN:
EXCELENTE ESTE TEMA DE LA ESCUCHA…VIVIMOS CON MUCHO RUIDO, INTERNO Y EXTERNO, LO QUE DIFICULTA NUESTRO PROCESO HOY DE ESCUCHA; PRIMERO, PORQUE NOS HAN EDUCADO PARA OBEDECER, SEGUIR ORDENES Y NO “CRITICAR” PORQUE ESO ES LO QUE DIOS QUIERE Y CRITICAR O JUZGAR ES PECADO.
POR ESO, ESE PROCESO DE DESAPRENDER ES DIFÍCIL, CUESTA PERO NO IMPOSIBLE. LO PRIMERO ES TOMAR CONCIENCIA DE ELLO, DEL RUIDO QUE NOS ABRAZA Y NOS ENSORDECE Y CONFUNDE…
ENCUENTRO DE EXPERIENCIA DE DIOS EN MI VIDA DONDE ÉL HABITA…CENTRALIDAD DEL EVANGELIO…DE LA PALABRA…DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y LOS ACONTECIMIENTOS DE LA HISTORIA PASADOS Y ACTUALES…EN LOS QUE VOY CENTRANDO MI VIDA PERSONAL Y MI COMPROMISO EN LA CONSTRUCCIÓN DEL REINO…EN ESTA PALABRA QUE SE CONVIERTE EN ESCUCHA OBEDIENTE: A DIOS Y A LOS HERMANOS Y LA HISTORIA…
BEBER DE ESTE POZO DE AGUA VIVA ES LO QUE TRANSFORMA LA VIDA PERSONAL Y COMUNITARIA…NOS HACE NACER DE NUEVO CADA DÍA….
PARA SER TESTIGOS DE DIOS EN EL MUNDO ACTUAL…VIVIENDO CON LOS CRITERIOS DEL EVANGELIO Y NO CON LOS CRITERIOS DEL MUNDO…MISIONEROS DISCÍPULOS DE JESÚS…
MUCHAS GRACIAS A LA HENA DANIELA POR SU EXCELENTE EXPOSICIÓN DE SU EXPERIENCIA DE VIDA…
Una escucha receptiva. Que abrace la vida, la historia del otro.
Entrar en el terreno sagrado del otro supone un compromiso mayor. Muchas veces se toman decisiones sin seguir el proceso, sin acompañarlo. al no acompañar la vida del docente, de administrativo, cualquier decisión puede entorpecer el camino de desarrollo, de realización.
Acompañar implica iniciar diálogo, preguntar, confrontar, celebrar. En ocasiones esto no sucede…y las consecuencias pueden herir la vida de un otro. Que es parte de un cuerpo, que es la Iglesia.
En la gestión educativa es un desafío la escucha sin crítica.
Todos los temas expuestos sobre la Escucha maravillosos e igualmente los ejercicios realizadas en sala, con una exigencia tan alta que se requiere de tiempo para poner en practica este aprendizaje hasta lograr que se convierta verdaderamente en un ARTE, siendo muy interesante que transcurran las etapas del proceso.
Una gran tarea: Escucha de Dios, hasta escuchar con El el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en el la voluntad a la que Dios nos llama. Es todo un programa de vida desde mi transformación interior, para poder llegar a la transformación social y de la iglesia, en este aprender a entrar en el corazón de hermano.
Considero hemos venido manejando vicios en la Escucha desde la estructura misma de la iglesia, en cuanto al poder que se ejerce, que puede llevar al autoritarismo.
De los distintos tipos de escucha que nos presentó la hermana Daniela, creo que la escucha empática es uno de los tipos de escucha que podría poner en práctica en la comunidad de vida cristiana que acompaño. En el compartir la vida de la comunidad es habitual que los miembros compartan y escuchen, pero también es cierto que esa escucha está muy enfocada a dar una respuesta, un consejo a la persona que se expresa. Como nos decía la hermana Daniela, la escucha empática es cuando escuchamos para comprender, centramos la atención en la otra persona, nos centramos en el otro y no en lo que vamos a decir. Para poner esto en marcha, se me ocurre plantear en la comunidad, primero qué es esto de la escucha empática. Después, pedir a todos que escuchen a quien tiene algo que compartir, poniendo el foco en lo que expresa, cómo lo expresa, desde qué sentimientos, y por qué pensamos que lo expresa así. Finalmente, la intervención breve de cada uno no debe ser en la línea de aconsejar, sino plantear una ronda en que cada persona, brevemente, exponga al emisor qué ha entendido de lo que ha dicho, cómo ha captado que se sentía el otro y por qué ha entendido él o ella que se sentía así. Es decir, se trataría de una escucha en que el objetivo es que comprendamos al emisor y al final de la escucha el emisor se siente comprendido y la comunidad confirma que lo ha comprendido (mental y emocionalmente) en lo que el/ella quería transmitir.
Generar procesos de conversación espiritual es fundamental en el contexto peruano que está tan polarizado y fragmentado, es una posibilidad de ir llegando a la búsqueda del bien común y a puntos de encuentro dentro de la diversidad que nos caracteriza. En concreto, en la Pastoral Universitaria, en la que se busca el protagonismo de los jóvenes, para caminar junto con ellos desde una mirada creyente, es una herramienta que puede ayudar a propiciar experiencias vitales.
Ejercitarse en la Escucha, es lo que irá ayudando a nombrar los deseos profundos y las necesidades de los jóvenes en este tiempo que volvemos a la presencialidad, con grandes desafíos después de la pandemia que los ha golpeado tan fuertemente.
Generar ambientes de confianza y seguros, que lleve a procesos de escucha activa en la cual puedan percibir sus sentimientos, deseos internos, expresarse desde lo que son y lo que están viviendo. Espacios en los que se ejercite la escuchar al otro, con respeto y paciencia; posibilidad de salir de sí, de su mundo, de sus temores.
Escucha receptiva que hace eco de lo que el otro, los otros… han expresado, acogiendo la diversidad de sentires y pareceres… el Espíritu pasa por todos y todas, incluso por los no creyentes.
Compartir lo que más les toca, sentir por dónde está guiando el Espíritu, es un modo concreto de construir caminos de evangelización que parte de los jóvenes para los jóvenes.
La escucha activa, receptiva y generosa.
Escuchar activamente, desde el corazón, aprendiendo a dejar el ruido del mundoy concentrar todos nuestros sentidos en la atención a lo que se nos quiere decir, ser receptores del otro, escucharlo para conocer sus necesidades, con una escucha generosa y compasiva que lleve al encuentro.
En la dióceis de San Luis Potosí, México, es necesarioun ejercicio de escucha activa y receptiva.
Activa en el sentido de la disposición, del interés, de salir a la búsqueda del otro, con apertura al diálogo.
Receptiva en el sentido de abrirnos al otro, de reconocer el rostro de Dios en el hermano, siendo compasivos para entender su necesidad, abiertos, humildes, como discípulos que lo aprendieron del mejor maestro, Jesús.
La escucha abre el diálogo, el diálogo genera encuentro, del encuentro nacen las relaciones fraternas que construyen comunidades sinodales.
Hay mucho trabajo por hacer, pues es necesario derribar muchas barreras que impiden la escucha obiente a la voluntad de Dios de que seamos un pueblo unido para trabajar en la construcción de una vida en común.
a. La escucha obediente, la teología de la escucha, esa escucha apreciativa y el discipulado.
Rescato este enfoque, que tiene como centro una comunidad creyente y una palabra compartida. José María Squirol expresa que para caminar se necesita no solo de pan, sino también de canto. Y para cantar se necesita un oído que escuche y una voz que encante, que enlace mágicamente, que una y aúne en el ritmo y movimiento. Aquí el movimiento del Espíritu que nos invita a escucharnos a nosotros mismos, a valorarnos a sentipensar, a ser; hay signos de que algo nuevo está surgiendo, el escuchar es el verdadero espacio para aprender y reemprender juntos.
Hermoso reto para parecernos a Dios que “escucha el clamor del pueblo”. La escucha es un arte y obediencia de la fe, por lo que requiere práctica, ejercicio, aprendizaje, paciencia, interés y conversa espiritual. Posicionarnos desde la humildad, con pausas de silencio para que calen el sonido, los gestos, la voz, lo que dice y lo que calla el otro, los dislates de su voz y sus pausas de silencio. Estar atentos a las barreras de la escucha. En la escucha pisamos tierra sagrada. La educación, la cortesía, la importancia de valorar al otro, escuchándole desde su ser existencial, mejoran el mundo urgido de diálogo y paz.
Este hábito y respeto por mí misma, por escuchar mi cuerpo, mis sentimientos, mis emociones, por valorarme como persona; por escuchar con empatía a los otros (estudiantes, docentes, familias, vecinos, hermanas de comunidad), me regalan el don de vivir con más autenticidad y hondura humana y espiritual. Sé que es un camino, pero me encuentro en esa senda.
El modelo chino de ESCUCHAR, que implica una escucha activa con todo mi ser. Escuchar con los oídos, la piel, los ojos, con una atención indivisible y totalmente con el corazón. Con una actitud completamente humilde, dejando de lado el ego, los prejuicios, la crítica, abierta a la escucha del otro.
Dónde y de qué modo puede ser aplicado en mi realidad pastoral: En la reunión inicial de apoderados delegados de pastoral de cada curso del colegio, que tiene por objetivo organizar las actividades para año. Motivaría un momento de oración con canto meditativo. Invitaría, en un primer momento, a los participantes a contar la acción pastoral más destacada vivenciada durante el año anterior en sus cursos. Pidiéndoles a todos que nos escuchemos atentamente, sin interrumpir, sin comentarios, esperando su turno para hablar, Solicitar previamente a un integrante que haga de secretario, para dejar registrada las experiencias que se compartirán.
En un segundo momento, nombrar la acción pastoral dicha por otro delegado que le mostró algo que no sabía o no había considerado.
En un tercer momento, nombrar la acción pastoral que tuvo más consenso y la que no la tuvo.
El grupo total de delegados son treinta y cuatro, por lo que es recomendable dividirlos en cuatro grupos de trabajo más pequeños.
Después de cada momento se hace una presentación de lo compartido en el cada grupo.
Escucha activa y receptiva, es decir el poner la atención con todo mi ser a la otra persona que me está hablando y tratar de comprender lo que me quiere trasmitir, más allá de estar pendiente de lo que voy a contestar o rebatir su intervención. Me parece super importante la vivencia de este aspecto en nuestra comunicación con los demás. Además, siento que el escuchar activamente al otro me invita a hacer silencio en mi corazón para acoger su palabra, su sentir. En el apostolado del acompañamiento con las hermanas de mi comunidad es de suma importancia este aspecto que se me invita a mejorarlo como también en el trabajo con los estudiantes, los cuales necesitan más allá que palabras el ser escuchados y me invita aprender a leer desde la escucha activa sus diferentes maneras de manifestar sus necesidades para poder acompañarles de mejor forma su proceso de crecimiento en la fe.
El tema de la escucha es fundamental para tratar de caminar juntos. Escuchar es un proceso interno que exige voluntad, (querer escuchar al otro), concentración, (atender a lo que me dice tanto con su lenguaje verbal como con el no verbal), y salir de mí misma (hacer silencio a mis ruidos internos) y por ello no siempre resulta fácil llevar adelante una escucha de calidad.
De las clases de la hna Daniela, me quedo con una imagen de la escucha y un modelo de práctica de escucha que se complementan muy bien. La imagen es el símbolo chino que representa la escucha: ojos, oídos, corazón, nos hablan de concentrar toda nuestra atención en la otra persona, lo que implica salir de nuestras propias ideas y prejuicios.
El modelo de escucha aprendido es la Conversación espiritual. No la conocía y tanto en la explicación del otro día como en las dos experiencias prácticas que hemos tenido me ha parecido muy interesante. Escuchar activamente, hacer reflejo de lo escuchado, reflexionar juntos sobre lo que el Espíritu va suscitando en cada uno… Los silencios necesarios para dejar resonar lo escuchado…. el apoyo en la oración y el trabajo previo,..
Todo para mí es una nueva manera de hacer, de pensar, de reflexionar juntos a la luz del Espíritu que pondré en práctica en los ámbitos en los que me muevo y en los que estamos tratando de hacer un diseño de nuevas comunidades de referencia carismática en nuestras obras y en los entornos en los que estamos presentes.
Modelo de escucha:
Uno de los modelos de escucha aprendidos fue el MODELO DE ESCUCHA CREATIVA. Este modelo implica una escucha atenta (motivación) y una escucha dirigida (conocimiento de la finalidad); por tanto la ESCUCHA CREATIVA es el modelo que además de la motivación y el conocimiento de la finalidad, prevé una participación mental activa con la evocación rápida de datos pertinentes obtenidos del propio mapa cognitivo, de modo que el nuevo y el antiguo interactúan y se fundamentan. Lo escuchado pasa a formar parte de las vivencias y de la red cognitiva, y equivale a una experiencia directa.
¿Cómo aplicarlo en mi realidad pastoral? En mi labor como docente universitario, comprender que la educación es un acto de humanización y un andamiaje para la cultura, significa que la “escucha creativa, permitirá crear nuevas estrategias (acciones meditadas hacia un fin) y conocimiento a situaciones reales que permitan a la persona (alumno o docente) asumir y asimilar lo aprendido (saber hacer y saber convivir) y dar “sabor a evangelio” a nuestro acto educativo.
Las clases con la Hna. Daniela fueron muy profundas. Pienso que se logró ahondar en la dimensión de la escucha en el proceso sinodal.
Se confirmó en mí cómo el inicio de toda escucha es colocarse en oración, porque debo primero escuchar a Dios, al Espíritu, lo que él quiere decirme
Y como se afirmaba: Lo que permitimos que Dios haga de nosotros, en la oración, eso decidirá todo en nuestras relaciones y convivencia interpersonales
Me impactaba descubrir la escucha como obediencia de la fe. La escucha como un arte que también me lleva a una conversión personal. La Voluntad de Dios en esta escucha obediente, solamente se puede captar en una escucha atenta y cotidiana del Espíritu que nos comunica sus invitaciones y sugerencias.
Vital, el prestar atención a la calidad de la escucha. La importancia de saber escuchar al otro hasta el fondo, haciéndome otro él, sin tener pensamientos o ideas para responder, haciendo un silencio interior. Escucharnos activamente. Tener presente que “La mayor necesidad de los seres humanos es el deseo ilimitado de ser escuchados”. Por lo tanto, escuchar con los oídos del corazón.
Durante este fin de semana que tuvimos un encuentro con comunidades de diferentes partes de Colombia con el fin de caminar hacia una proyectualidad, fue muy importante el haber iniciado con un momento de adoración. Y en los trabajos por comunidades, poner en práctica una profunda escucha, que hacía que cada uno pudiera “sacar” lo más íntimo que tenía en el corazón, sabiendo que no era juzgado, sino amado. Y en donde nos enriquecimos mutuamente.
Es un camino que ha iniciado, y que debe crecer todavía para llegar a delinear lo que cada comunidad piensa llevar adelante, por lo que es importante ahora crecer en el arte del discernimiento.
El modelo chino, el cual pude ser aplicado en toda pastoral desde las reuniones del consejo pastoral hasta el caminar de cada ministerio, grupo o comunidad, comprendiendo que la escucha es el corazón de la experiencia sinodal, es escuchar a Dios a través de la escucha recíproca, inspirados en la Palabra de Dios, es escucharnos los unos a los otros para oír mejor la voz del Espíritu Santo que habla en nuestro mundo actual, asumirlo desde la unidad del ser cuerpo y alma, sentidos unificando, a la voz de Dios, el los hermanos.
Cada propuesta de escucha recibida en las clases de la Hna. Daniela y el material propuesto para la lectura, me han permitido profundizar y sobre todo continuar reflexionando sobre el tema, tan importante y necesario en este tiempo.
Me cautivó la “escucha activa”, la cual promueve la cercanía y posibilidad de una mayor comprensión de los demás tal como son. Una escucha humilde y sin prejuicios, de corazón abierto y receptivo.
¿Dónde y como ser aplicada en nuestras tareas pastorales? Como docente favoreciendo espacios de diálogo con mis pares y las familias de la institución. ( reuniones de padres/ talleres/ espacios de formación).
Además en las reuniones de Consejo Pastoral , que tengamos la posibilidad de aprender juntos a transitar éste tiempo de Sinodalidad donde debemos buscar puntos de encuentro y acercamiento.
La escucha es el centro del proceso sinodal, es decir de una escucha compartida, porque una Iglesia sinodal es una Iglesia que escucha; por tanto, la escucha en este camino sinodal es un eje vertebral del modelo de ser iglesia.
Hoy se nos regala la conversación espiritual enmarcada en
• Es un instrumento para animar el discernimiento comunitario que ayuden en el proceso de la escucha sinodal
• Lo entendemos como un intercambio con tres características:
escucha activa: Personas que aprenden el arte de escuchar y de la respuesta
Escucha receptiva es la práctica de la escucha. Es decir, me siento a escuchar, quiero escuchar
Compartir lo que nos toca más hondamente
Por tanto, exige:
1. Preparación donde requiere de ejercicio, aprendizaje, tiempo, paciencia, intencionalidad, interés, un ambiente adecuado, postura física, etc.
2. Disponibilidad interior (deseo de escuchar)
3. Predisposición
Por tanto, el camino sinodal se nos está invitando a la Escucha obediente donde la voluntad de Dios solamente se puede captar en una escucha atenta y cotidiana del espíritu que nos comunica sus invitaciones y sugerencias; es decir el discernimiento espiritual de la voluntad.
Daniela Cannavina habla del arte de escuchar de la Cultura oriental donde se integran los aspectos corpóreos como el oídos, la piel, los ojos y el corazón; están, también, los psíquicos donde la escucha emocional es el nivel más elevado de la comunicación porque supone el esfuerzo consciente para entender lo que está en la cabeza y en el corazón de la otra persona el arate de escuchar no consiste en estar de acuerdo sino comprender profunda y completamente a la otra persona tanto emocional como intelectualmente.
No hay una verdadera comunicación sino se logra una verdadera unión holística (emisor-oyente) y espiritual entre los sujetos dialogantes al momento de captar el mensaje.
He descubierto en el curso de estas semanas una dimensión mayor de la escucha,nombrada como magisterio de la escucha.Tan necesaria para construir una Iglesia que acoge todos las realidades,con la convicción de que Dios está actuando en la historia del mundo y los acontecimientos,en las personas que encuentro.
En espacio eclesiales distintos donde participo,veo realidades muy diversas de la toma de conciencia de la escucha activa y receptiva.En lugares donde hay proceso,discernimiento ,trabajo orante previo,desapego de cargos y roles para encontrar un espacio común y libre ,mi experiencia personal y comunitaria es que se da una verdadera conversación espiritual,que luego anima la misión y nos devuelve a ella encargándonos mejor de la realidad.
En otros tantos lugares apostólicos,la falta de tiempo y cuidado ,nos hace perdernos esta dimensión de escucha,que es condición de posibilidad para abrirnos al Espíritu.Creo que nos falta mucho aprendizaje .
Me llevo un descubrimiento de la mano de la Hna.Daniela :la obediencia como inteligencia de la fe.Y una llamada a profundizar por aquí.
Y me quedó un reto de aprendizaje en la conversación espiritual de este módulo,a propósito de la falta de identificación del disenso.Gracias,prof.Rafael Luciani.
Muchas gracias por todo,a la Hna Daniela,al equipo organizador que nos cuida semana a semana,y al grupo de participantes,que poco a poco vamos haciendo comunidad en la distancia.
Uno de los modelos de escucha que pondría en practica con mis estudiantes es la escucha activa y receptiva, es decir saber escuchar al joven , mostrar disposición, comprender lo que me quiere decir, lo que le sucede y que sienta que puede ser escuchado para orientarlo desde el Espíritu, ya sea del tema que me esté dando a conocer, sumar desde nuestro experiencia personal, no hacer juicios.
Es lo que invita la sinodalidad, escuchar lo que nos quieren decir desde las periferias, por lo tanto tenemos que repensar en la modalidad de escucha
La práctica de la escucha al estilo de la sinodalidad, resalta el valor del encuentro entre nosotros. Esto implica comprometer los sentidos del ver y el escuchar para creer en Dios, que es cercano y nos enseña a hablar desde el corazón. Aprender a entrar en el corazón del otro a través de la escucha activa, me permite discernir a la luz del Espíritu Santo, las causas y los efectos de las experiencias cotidianas en las que se encarnan las situaciones problematizadoras y a la vez, oportunas para alcanzar progresivamente la madurez en la fe.
Estamos insertos en un contexto eclesial que nos exige encuentro, conversión y caminar juntos para hacer visible el Reino de Dios entre nosotros aquí y ahora, por lo que en mi labor como coordinadora de pastoral de una institución educativa afiliada a la AVEC (Asociación Venezolana de Educación Católica) y coordinadora general de la catequesis parroquial del Santuario San Buenaventura de la Arquidiócesis de Mérida, es prioritario ofrecer espacios de encuentro dialógico para acercarnos a la realidad de vida de todos aquellos que están sedientos de Dios y que lo buscan con insistencia, para desatar los nudos críticos de una existencia que anhela la eternidad, desde las buenas acciones que emprendamos en esta vida temporal.
Actualmente, atiendo en equipo de trabajo a un grupo de catequistas que han aceptado la llamada vocacional hacia este ministerio de la Iglesia, de manera que su formación permanente es prioritaria. Además, la atención oportuna de los padres y representantes tanto del Colegio como de la Parroquia, nos ha permitido dinamizar encuentros de reflexión convirtiéndolas en escuelas de familia, como pequeñas y valiosas iglesias domésticas.
La tarea es exigente y comprometedora, por lo que la oración, el estudio y la acción pastoral son esenciales.
Me llamo mucho la atención la escucha activa, a pesar de ser un termino muy usado en nuestras relaciones me di cuenta que tengo muchas falencias para ponerla en práctica.
Los tiempos y sesiones propuestos por la hermana Daniela, nos ratifican la necesidad de practicar y practicar, tanto en la vida pastoral como en la cotidianidad, solo así podemos convertir la escucha activa en una competencia.
Las diferentes rondas, de donde se centra en la primera, en lo que me llamo la atención a mi, luego lo que dijeron las otras personas y por último considerar lo que más se repite en el grupo como consenso. Todas ellas enmarcadas en un silencio que tiene por objeto la invocación del Espíritu Santo.
En este proceso de la aplicación de las diferentes rondas, pero sobre todo de la oración invocando la capacidad de “la apertura amorosa del corazón”, se da por resultado la escucha del Espíritu, el cual habla por intermediación, se propone no dar respuestas, incluir a las personas que no piensan como nosotros y considerar el discenso como una oportunidad.
Esta técnica de escucha activa nos da la oportunidad de aplicarla en todas las actividades donde se toman decisiones en la parroquia, actividades de las diferentes pastorales sin dejar atrás también implementarla en nuestra vida familiar.
El modelo de escucha obediente que supone una actitud de fe delante de la búsqueda que se desea poner en marcha en comunidad. Actitud de fe en cuanto requiere una consciencia que lo que se quiere captar es la voluntad de Dios que se nos comunica a través de los llamados, invitaciones y apelaciones que hace a por medio del Espíritu. En este sentido, la escucha es relación estrecha con Dios que alumbra nuestras búsquedas e ilumina los caminos. Y por eso la sinodalidad lleva consigo una profunda espiritualidad. El silencio y la oración deben predisponer la escucha, el escucharnos. Esto es el discernimiento espiritual de la voluntad de Dios. La escucha obediente es posible a través de la práctica de un instrumento que anima el discernimiento comunitario: la conversación espiritual. La misma se articula en un intercambio de tres características: escucha activa, escucha receptiva y el compartir aquello que toca más profundamente.
Yo aplicaría este modelo en mi misma comunidad religiosa que modera la pastoral en una parroquia; especialmente en los momentos en los que buscamos renovar algún aspecto particular de nuestra acción pastoral, en la búsqueda de nuevos caminos para la animación de los distintos grupos parroquiales o ante la necesidad de tomar decisiones en situaciones conflictivas. Creo que nos ayudaría mucho porque nos damos cuenta que Cuando escuchamos cada uno tenemos nuestros filtros, prejuicios, personalidad, preconceptos que nos llevan a interpretar de una manera u otra la misma realidad que tenemos adelante. Con el modelo en cuestión buscaríamos purificar nuestras búsquedas intentando descubrir el deseo de Dios y los dictámenes del Espíritu por sobre nuestros propios esquemas pre concebidos y condicionados por estos filtros.
Este año me toca vivir en un contexto eclesial y misionero totalmente diferente al que he conocido y en el que me he desenvuelto hasta hace poco. Considero que me toca prestar atención a la diversidad y practicar la comunión fraterna desde el ejercicio de la escucha atenta, creativa, empática, apreciativa y crítica, de tal manera que pueda, por un lado, acoger lo que la Iglesia local propone, vive y discierne, además de participar en sus dinámicas de diálogo y toma de decisiones y, por otro lado, aportar lo que personalmente y con mi comunidad religiosa pueda contribuir a una mejor participación de los fieles, sobre todo en la toma de decisiones.
Además, este mismo ejercicio de escucha llevarlo a la obediencia de la fe, en la relación con el Señor y su Palabra siempre nueva, de tal manera que preste atención a mis mociones interiores, a las personas y sus vivencias, al lenguaje y experiencias de fe personales y eclesiales en este contexto, a las necesidades de las personas, de la iglesia local y del entorno, en la misión que me ha sido confiada de acompañar procesos de algunas personas y de practicar la acogida a grupos diversos desde mi comunidad religiosa,
En el camino sinodal debemos de abrirnos a una escucha pero desde el corazón, recordar que nuestras voces y oídos no son uniformes ni monotonos, somos variables, como en un coro que cada voz canta mientras se escucha a otra pero todas van en armonía.
El escuchar permite romper estructuras rígidas que a su vez permiten el discernimiento, es la frase que me hizo ruido, y considero que para tener la capacidad de escuchar, primero debemos sentirnos escuchados y que esto nos lleve al deseo de escuchar al otro, ya que es el mismo Espíritu quien nos mueve a este deseo de escuchar al otro, por eso será importante aprender a escuchar, desear escuchar, para que en nuestro entorno comunitario, parroquial se haga realidad una acogida cordial.
Aprender a reconocer al otro como importante y con algo para decirme, creo que la escucha genera el dialogo y hace posible la empatía que vence distancias y esto ayudará a no atrincherarnos como iglesia, edificando muros que nos impiden ver el horizontes y acaba con las iniciativas pastorales.
La fundamentación de la escucha es uno de los ejes del modo de ser Iglesia. Porque frente a un mundo fragmentado nos ayuda a superar el narcisismo. Pero se debe tener mucho cuidado porque perder la capacidad de escucha es muy fácil. Entonces la sinodalidad llega a la Iglesia para ayudarnos a tener una sabia comunicación. En la sabiduría de lo común, la escucha ayuda a madurar en la fe. En cuanto que esta nos ayuda a reconocer la presencia del otro. De allí que el discernimiento sea un rodeo por la alteridad, en donde la proximidad nos hace renunciar a las urgencias que tenemos para luego acompañar al otro.
Todo lo anterior implica una amplitud de mentalidad para poder completar las otras posiciones entendidas como diversidad reconciliada. Es un liberarnos de que somos iguales. Esto precisamente viene a mostrarnos la sinodalidad. Escuchar es un proceso de construir significado con lo que el otro me está diciendo. Y es que deseamos escuchar pero necesitamos saber que no poseemos la verdad. Haciendo todo esto de la escucha componente constitutivo y constituyente de la fe. Las palabras creativas de YHWH nos los recuerda : la audición prima sobre la visión. Y la obediencia es escuchar intensamente, siempre en un esfuerzo de reubicar nuestra vida frente a los demás y la historia.
Por otra parte, es preciso considerar la escucha como un arte donde se precisa un método que de ser bien llevado conduce a la armonía. Las palabras deben estar en sintonía para que puedan producir música y no ruido perturbador. Para que la voluntad de Dios se pueda captar en la escucha atenta del Espíritu. Todo esto en una disposición que asemeja a las hojas secas que se dejan llevar por el viento. Es un dejarse llevar para encontrar el deseo de Dios en cuanto a las situaciones especificas de la realidad que deseamos abordar.
es preciso considerar la escucha como un arte donde se precisa un método que de ser bien llevado conduce a la armonía. Las palabras deben estar en sintonía para que puedan producir música y no ruido perturbador. Para que la voluntad de Dios se pueda captar en la escucha atenta del Espíritu.
Estoy aprendiendo que escuchar no es sólo dejar que el otro hable, sino aprender juntos en base al diálogo, escuchando lo que el otro dice y complementarlo con mi punto de vista.
Así el ejercicio del discernimiento se convierte en toda una escuela de conversión pastoral quienes hemos sido formados “para hablar y defender la verdad”.
Es una tarea permanente el crear una cultura de la escucha que necesita de paciencia, consenso y perseverancia. Incluso aceptando que nos podemos equivocar porque es un camino poco recorrido en lo personal, y como Iglesia, al menos 1000 años que no lo hacemos.
En esots días quedé meditando cómo desplegar, como hijos de Dios, el modelo Trinitario de escucha inscripto en nuestro corazón al ser “imagen y semejanza de Dios”. La revelación en el Antiguo Testamento deja entreverlo. Dios quien escucha, se inclina a su Pueblo. Se puede invitar a meditar y trabajar grupalmente qué aspecto de la imagen y semejanza de Dios tenemos como don, en cada uno y en la comunidad, para desplegar esta imagen de cercanía al otro , de inclinarse y escuchar. También me pregunto qué necesito restaurar en mí de esta imagen de escucha y que fue o va siendo deformada por la cultura del descarte. La escucha es un don de Dios, supone pedirlo como gracia, desarrollarlo en la propia vida y ponerlo al servicio del bien común.
Excelente la presentación de la clase sobre “Modelos y prácticas de escucha” de la Hna. Daniela Cannavina. Me ha gustado mucho y me ha hecho reflexionar sobre mi manera de escuchar a las personas con las que cotidianamente estoy en relación.
Sin duda, escuchar es un arte y hay que aprenderlo, es algo que no se improvisa y requiere una conversión personal y un continuo ejercicio.
Un modelo de escucha que Daniela nos presentó que me parece fundamental y muy importante es la escucha activa y receptiva que lleva a generar un diálogo con el interlocutor, acogiéndolo en su diversidad, en su modo de ver las cosas, escucharlo sin interrupciones, sin prisas y sin querer dar respuestas apresuradas.
Durante varios años he tenido la posibilidad de hacer acompañamiento espiritual a varias personas y he podido hacer la experiencia de que cuando se escucha desde el corazón, gratuitamente, haciendo el vacío interior para comprender al otro, el Espíritu Santo se manifiesta y el interlocutor encuentra la luz y las respuestas que necesitaba.
¿Cómo aplicar lo que he aprendido en mi contexto pastoral?
Empezado por mí misma, mejorando cada vez más mi actitud de escucha comprensiva y sincera hacia los demás. Siento también el deseo de replicar de alguna manera, con pequeñas “gotas”, actitudes y palabras, las teorías y las técnicas de la escucha que ayuden a los demás a mejorar la escucha recíproca y esto de manera especial en el consejo pastoral de mi parroquia y de la diócesis.
El camino sinodal, debe estar acompañado de un constante compartir con los hermanos que sufren, con los lejanos, los que no se acercan, tomando en consideración sus necesidades, sus ideas, y sobre todo su visión de la iglesia y de nuestra casa en común, la tierra. Todos somos útiles, no podemos vernos como material utilizable o descartable.
La escucha debe realizarse de manera objetiva y activa, teniendo presente que una cosa es oír y otra escuchar, por ello debemos dejar a un lado el protagonismo y darle paso a la guía del Espíritu Santo, la sinodalidad es un proceso espiritual llevado por el Espíritu Santo, Sin oración no habrá proceso sinodal.
El camino sinodal no puede ser visto como una encuesta, debe dar paso a la participación comunitaria.
Realmente yo coincido con muchas de las reflexiones y comentarios, yo también me quedaría con una escucha activa, receptiva y generosa.
La palabra no es la única vía de comunicación que utilizamos los seres humanos, hay diferentes formas cuando se trata de dar a conocer lo que sentimos, lo que queremos y lo que quisiéramos lograr; y esto, lo expresamos a través del lenguaje corporal, gestos, señales, miradas, la manera de cómo nos acercamos al otro, al de a lado, al más próximo, influye mucho el tono de voz o de la energía con la que trasmitimos un mensaje o de la manera e intención de cómo nos acercamos al otro. No es distinta, en ninguna forma, la manera de cómo se comunican o expresan sus sentimientos los niños, los jóvenes a la de los adultos.
Escuchar es más que oír, aunque estos dos términos nos parezcan parecidos, es fundamental saber diferenciarlos ya que al oír apenas significa la percepción de sonidos por parte de nuestro oído, pero el saber escuchar implica muchas más cosas como el generar un vínculo de confianza, en donde la comunicación sea más profunda y completa haciendo que la otra persona pueda expresarse libremente, dando a conocer su forma de pensar y de sentir.
Es indispensable, no sólo tratar de escuchar a los diferentes actores y protagonistas de nuestra labor pastoral, es nuestra obligación y responsabilidad moral esforzarnos por hacerlo, para poder determinar sus necesidades específica o particulares, brindándoles respuestas efectivas en el orden espiritual.
Se vuelve cada vez más necesario crear espacios de encuentro, dentro de un clima ameno y respetuoso donde los Niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos puedan expresar sus opiniones sin distinción de edades, ya que todos somos capaces de encontrar modos para hacernos escuchar activamente.
Así lo hacia Jesucristo, escuchar activamente y en silencio, para luego de hacerlo, dar respuestas a las diferentes necesidades y problemáticas sociales que iba encontrando.
Agradezco el compartir profundo desde la experiencia que Daniela Canavias nos compartio y con aquello que me quede para reflexionar, hacer pausa y examinar como voy haciendo posible este modelo de escucha y sobre todo de practica. Acabo de vivir la perdida fisica de mi padre, un hombre que supo escuchar desde el corazon y mente la palabra de Dios. Mi padre paso unos dias en el hospital y estando alli era necesario saberle escuchar no desde la palabra que se pronuncia sino que desde el cuerpo, desde el silencio, desde esa mirada cargada de fe y esperanza. Una escucha activa en la que sumergía todo mi ser para descifrar lo que me queria decir. Creo profundamente que Dios me invita a seguir creyendo en este caminar aunque a veces no comprendo pero que insiste desde su modo a saberle escuchar y a comprometerme en hacer vida ese arte de “escuchar” saber escuchar los clamores del pueblo que lucha y caminar con esperanza y terquedad, que sueña y cree en un mundo diferente. Que es necesario hacer camino junto a otros y otras. Agradezco la oportunidad de todos los aprendizajes aunque me resultan unos muy dolorosos como el que vivo en este momento y con el que comparto, porque me siento necesitada de fortaleza de saber escuchar a ese Dios de la vida en el que creo, al Dios de Jesús que es misericordia y que escucha el clamor de su pueblo y quiere liberarle. >Yo tambien deseo liberarme de todo aquello que no construye iglesia , que no construye personas mas humanas y fraternas. Mi padre me enseño a soñar y deseo seguir soñando en ese otro mundo que es posible. Honro y amo el legado de tantas personas que con su capacidad de escucha activa, entrega y lucha han transformado su vida y la vida de otros y otras.
El modelo que aprendí son las 4 escuchas:
1. Escucharlo: estar atenta a la palabra de Dios, escuchar – lo, es decir qué me está diciento a través de su palabra.
2. Escucharme: estar en sintonía conmigo misma, mis sentimientos, búsquedas, opciones, qué es lo que verdaderamente siento, escuchar – me.
3. Escucharnos: qué dice mi comunidad, la comunidad de camino. Escuchar – nos.
4. Escuchar: es decir cuál es el expresión de la “casa común”
En el movimiento de los focolares decimos que el otro es otro yo, es decir, una persona que tiene fortalezas, debilidades, tanto cosas positivas como cosas que siempre se pueden mejorar, así que, probando de vivir en la unidad ejercitamos mucho este modelo, tanto a nivel interno como externo, aún si tenemos un largo camino por percorrer.
Sobre el tema de modelos y práctica de la escucha hay varios “notas” que me iluminan y que siento que me dieron pistas para realizar la misión educadora que hoy tengo.
-Una escucha que “desata procesos” en este camino sinodal y que ayuda a generar procesos de discernimiento. Por esto ser un buen oyente no se improvisa.
– Me pareció clave poder descubrir la escucha como obediencia de la fe. Por lo tanto me siento invitada a ser artesana de la escucha puesto que me lleva necesariamente a una conversión personal ya que si no sucede esto no hay una verdadera escucha.
– La amplitud que implica tener una escucha “completa” hace que caiga en la cuenta de las múltiples dimensiones que esta conlleva: escucha de la Palabra ( Esp.Sto ), escucharme( a mi misma),escucharnos( Comunidad), escuchar a nuestra “casa común”(creación)
– Uno de los modelos desafiantes y provocadores en la práctica de la escucha es modelo chino. Lo descubro un camino integro ya que la escucha activa y receptiva se puede generar escuchando con mis oídos, la piel, los ojos, con una atención indivisible (estando toda yo ahí –presente- con lo que soy y tengo) y totalmente con el corazón. Con una actitud completamente humilde y de entrega en la escucha del otro.
Considero que lo aprendido es la escucha activa. En mis 30 años de vida sacerdotal, casi siempre, el problema siempre ha sido que cada uno va por su cuenta. Es difícil entrar en un diálogo y caminar juntos. Cada uno tiene sus propias ideas. En la parroquia que hoy me encuentro, estoy iniciando a poner en práctica estas ideas. No resulta fácil, pero se va entrando en razón y, espero en Dios, tener muy buenos resultados.
La escucha como método sinodal aporta un elemento de comunicación importantísimo. Es un método que nos permite dialogar entre las comunidades, entre las personas. La Iglesia nos escucha y nosotros también nos escuchamos y reflexionamos sobre el camino que Espíritu nos traza.
Este método de caminar juntos propone fomentar la espiritualidad: silencio, contemplación. Nos invita a acompañar a asistir y a tender a las personas en sus circunstancias de vida para la conversión y la configuración a Cristo.
Este método nos impuso a Renovar el pensamiento, a salir en misión a la búsqueda del otro y a participar de manera corresponsable en la educación, formación y solidaridad.
De lo que expuesto por la hermana Daniela, me ha resultado muy iluminador aprender el “arte de la escucha” como eje vertebrador del modelo de ser Iglesia
La escucha provoca un encuentro humano, y un modo de recibir y acoger al otro. La escucha para aprender a entrar en el corazón del hermano, desde una escucha activa y receptiva, para generar la comunión. Esta escucha implica el escuchar a TODOS.
Para esto es necesario nutrir la capacidad de la escucha, para que sea una escucha GENERADORA de DISCERNIMIENTO, que implica:
Una escucha respetuosa y compasiva, con voluntad de descifrar el mensaje del otro. Entendiendo lo ¿qué dice ?, ¿por qué lo dice?, ¿cómo lo dice? Abriéndonos a entender sus razones. El intento desde nuestra voluntad es poder comprender el corazón del otro.
Esta escucha de todos, debe generar procesos participativos y de diálogo. Este diálogo es la posibilidad de vivir, expresar y madurar el amor en lo vincular. Para superar nuestros condicionantes (el modo de preguntar, la forma de responder, el momento oportuno para dar una respuesta) necesitamos darnos tiempo, prestarnos atención, dando lugar a que el otro pueda expresarse. Para esto es necesario hacer silencio interior, dejando de lado nuestras necesidades, haciéndole espacio al otro en nosotros. Nuestra premisa debe ser: ” Todos tienen algo que aportar”, desde su experiencia de vida, desde su ángulo, desde sus habilidades, desde sus preocupaciones. Para que de esta escucha y diálogo surja una nueva síntesis.
Desde mi servicio de animadora general, el arte de la escucha me parece clave, para la construcción de la fraternidad cotidiana. Cuantas, de nuestras dificultades comunitarias, que terminan en situaciones de agresión, de conflicto y de crisis brotan de la falta de escucha y de diálogo, donde todos tienen algo para decir y aportar, y donde la alteridad es la base de la comunión.
La escucha profética creo que es un método necesario, que permita ser conciente de la historia en lo que es la voluntad de Dios y lo que el pueblo a hecho. Una experiencia Sinodal no debe olvidar la historia, pero nos debe saber dar pautas para escuchar, obedecer y saber poner en práctica la voluntad de Dios. Para ellos a veces es necesario romper con algunos parámetros o estilos de vidas que aparentemente son intocables. Abraham y Moisés nos enseñan una escucha que exige salir de algunos parámetros muy humanos, para poder entender la voz de Dios. Pero ¿Cómo saber si es la voluntad de Dios? El deseo de comunión, de hacer el bien y la búsqueda de salvación del otro y los otros, Jesús mismo dice: “Yo no busco, el hacer mi voluntad, sino, la voluntad del que me envió”.
Lumen Gentium en el numeral 12 dice: “El pueblo santo de Dios participa de la función profética de Jesús, vivida con fe, caridad y ofreciéndose a Dios… Con este sentido de fe, que el espíritu de verdad sucita y mantiene, el pueblo de Dios se adhiere indefectiblemente (Judas 3); penetra más profundamente en ella con juicios certeros y de la más plena aplicación en la vida.
En el numeral 13 el documento nos invita a confirmar está experiencia desde nuestro compromiso bautismal.
Saludos a todos.
Hola
Las grandes misiones en la historia de la salvación, tienen como punto de partida, la escucha, el silencio y la obediencia. Comparto tu opinión Miguel.
Saludos
La escucha activa, esa virtud que nos vuelve a recordar el camino sinodal, es conmovedor que una de las primeras acciones que nos cuenta Dios es maravillarse con su creación y “escuchar el clamor de su pueblo”. Por lo que la escucha activa, sinodal, tiene que ver con esa relación y sincronía empática desde el corazón tocado por Dios que ve la realidad del otro como hermano, como hermana, que nos invitan a tener una mirada abierta para entra a nuevos territorios, que deconstruyen muros e imaginarios que separan y dividen, para construir encuentros, nudos comunes que nos humanizan. Una mirada con un gesto humilde que se inclina a servir y lavar los pies, para mirar desde abajo, desde la vulnerabilidad. Aprender a escuchar y sentirnos escuchados es el primer lenguaje de la sinodalidad, De allí la invitación a entrar en el trajín del discernimiento, actitud cotidiana y cacera que sólo el Espíritu puede enseñarnos. Uno de los retos que se nos regala es asumir la adultes del diálogo, de la palabra, de hacernos cargo del otro y del eterno aprendiz, que necita orar, y pedir sabiduría en este fascinante camino de fraternidad y de Reino.
Este módulo acerca de la escucha, me ha permitido volver a recordar que “escuchar”, no es simplemente, un término de una lengua ni tampoco es conjugar un verbo: escucho, escuchas, escuchamos, etc, es algo que va más allá, porque este término se anida de una manera especial en el lenguaje de Dios, en la religión del pueblo de Israel. Si bien lo recordamos en Dt 6, 4. shama` Israel = “escucha. De este modo el pueblo está invitado a escuchar a Dios, lo que significa saber poner el oído, inclinarse para escuchar, estar atentos al Dios que habla y obedecer. Cuando Dios habla hay que prestarle atención, estar atentos. Escuchar es obedecer, si Dios habla es para comunicar algo importante para su pueblo.
De otra parte, Dios también escucha, Él escuchó el clamor de su pueblo esclavo, los gritos de dolor debido a los capataces, como lo vemos en Ex. 3, 7. Esto nos hace ver que la escucha tiene una doble dimensión: ascendente y descendente y que parte de algo concreto, ya sea de parte de Dios, que quiere comunicar algo y de parte del hombre, una situación concreta que vive como pueblo.
Así a lo largo de la historia de la salvación, la profecía y la sabiduría siempre nos conducen a la escucha.
El Sínodo es una ocasión formidable para recordarlo, sentirnos como Iglesia un pueblo que escucha, discierne y habla. Aprender a escucharnos es algo inscrito en lo más profundo del hombre religioso. Escuchar, hablar, poner atención e inclinar el oído.
Si escuchamos a Dios, seguramente escucharemos al hermano, a la creación y al cosmos.