Curso1: Elementos teológicos y pneumatológicos de la sinodalidad.
Foro: Exponga tres aspectos teológicos que haya aprendido en las clases que fundamenten la práctica de la sinodalidad hoy.
Su aporte no debe superar las 300 palabras.
Curso1: Elementos teológicos y pneumatológicos de la sinodalidad.
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FORO 1
Soy Inés M. Mejía, creo que la más inexperta en estos temas teológicos, no obstante hacer parte de Ministerio Extraordinario de la Comunión en mi parroquia.
Excelentes los videos preparatorios del señor Frederick Fornos. La definición de discernimiento me encantó: interpretar en qué dirección nos conducen los deseos del corazón, sin dejarnos seducir…El despertar a la vida interior, nacer del espíritu…estar en oración para escuchar el E.S. Considero viene siendo un proceso, un paso a paso teológico y pedagógico muy concreto.
Varios descubrimientos: La autoridad ligada a la gracia es un don del Espíritu destinado al servicio de la comunidad…También me parece bonito saber que estamos vinculados entre si…en recíproca necesidad..
Respecto a la igualdad en cuanto a la dignidad humana por el hecho de ser bautizados, aún sin saberlo me he atrevido a hacer algunas sugerencias a varios pastores, considerando siempre el acoger a todos en los mejores términos.
Si llama la atención y pareciera sencillo, que todo se reduce en la unión con Dios y a los hermanos viviendo de manera consciente, en esta escucha profunda, activa y desde el corazón que pasa del yo al nosotros.
En esta propuesta de hacer iglesia de otra manera, iniciando en nuestra iglesia local: con cambios desde dentro y desde abajo, considero es un proceso personal y comunitario que requiere: mi conversión, escucha con todas las características para que sea efectiva y a la Luz del Espíritu.
Muy contenta de poder participar en esta formación integral y poder luego replicar dentro del ministerio al que colaboro.
Gracias,
Primero: Me resulta profundamente admirable el hecho de que la sinodalidad no sea solo un termino acuñado por el Papa francisco, sino mas bien la concreción de un camino trazado desde el Antiguo Testamento, presente en el Nuevo Testamento y leído en el concilio vaticano segundo.
segundo: la necesidad de que se destaque la preeminencia del Espíritu Santo como rector inequívoco de la Iglesia Católica, ya que lo contrario evidencia una deficiencia neumatológica.
Tercero: Resonó con gran impacto en mí la idea de que la sinodalidad es otra forma de ver la Iglesia, una Iglesia que no acaba de formarse, sino que camina cierta de no tener el monopolio del Espíritu Santo pero que se sabe inspirada y sostenida por Él.
Trabajo de formación permanente que apoye el trabajo sinodal en la Iglesia a través de todos los miembros de la Iglesia y sobre todo de la participación activa y decidida de los encargados de la autoridad eclesiástica que que tiene el ministerio de ordenar y hacer que la Iglesia sea en verdad pueblo de Dios y no solo jerarquía.
En la formación se ha de tener en cuenta que esta debe ser integral, como lo es el ser humano, hijo de Dios, comunitario, social, espiritual, teológico y de llevar estos conocimientos a la practica, desde el ámbito donde se encuentre.
Dinámica espiritual que activa participar desde los dones y carismas y vivir así la Sinodalidad.
La Oración y búsqueda de la voluntad de Dios en el discernimiento y acción del Espíritu Santo .
Reconocimiento que TODOS somos pueblo de Dios, convocados por el Bautismo a caminar hacia la Pascua.
La fragmentación en los diferentes espacios de la Iglesia, es una tarea que nos corresponde superar desde nuestras propias áreas de vida y de servicio. Me parece que con una vida más alimentada por la Sagrada Escritura, así como dando VIDA a los Documentos conciliares…
Hola. Yo participé en todas las etapas del Sínodo en la Diócesis de Charlotte, NC, USA. Gracias a Dios también fui invitada a participar del Continental de Norte America.
Todos los documentos; el Diocesano y Nacional, sorprendentemente me dio muchísima esperanza, pues las similitudes entre estos me pareció sorprendente. Se comentó muchísimo que nunca se nos había preguntado antes qué pensábamos de la Iglesia, se tocaron los temas de la mujer y las minorías en la Iglesia y mayormente, me di cuenta que el “clericalismo” estaba muy presente en todos lados, e inclusive que hubo mucho clero que no promovió, ni participó en el Sínodo. El tema de la participación de los jóvenes me dio mucha alegría: Esperanza, porque el pueblo de Dios ha hablado y se nos ha escuchado. Esperanza porque el Espiritu Santo fue el centro de este Sínodo y claro, tengo también algunas dudas y temores de que esto se lleve a cabo a favor de toda la Iglesia. Pero tenemos que confiar que el Espiritu actúa en el corazón de todos los bautizados para que seamos un Iglesia que camina con todos y para todos. Por mi parte, quiero llevar mi ministerio escuchando y caminando juntos por la gran Gloria de Dios.
Muchas gracias.
Buenas tardes, en primer lugar felicito al Padre Vitali por su manera tan particular de compartir conocimientos y promover la participación..
Me identifico con muchas de las intervenciones, en especial con aquella en la que comentan que algunas consultas parroquiales no fueron masivas, sino el cursa con un grupito de amigos. En este caso me gustaría saber si ¿alguno de los participantes, ha tenido la oportunidad de aplicar estrategias para extender la consulta a más feligreses?
La Sinodalidad es un proceso…un camino que no se impone, se ejercita, se hace conciencia. Es la Iglesia de Dios y los prójimos.
El Espíritu Santo es quien mueve la Iglesia a través de los tiempos y a la luz de los acontecimientos. Evidenciar el Espíritu en el camino es avanzar en clave Sinodal…
Resignificar el “acontecimiento de Cristo” y sabernos parte de un Pueblo de Dios que Camina permanentemente…
3 ASPECTOS DE LA PRÁCTICA DE LA SINODALIDAD:
1. La sinodalidad es constitutiva del SER Iglesia. Es la forma de la COMUNIÓN de las Iglesias.
2. ESCUCHAR al pueblo de Dios es permitir que se manifieste la función profética de la Iglesia. El Espíritu es derramado en el corazón de todos y todas.
3. El tercer milenio es el de la Sinodalidad. Necesidad de escuchar-nos y DISCERNIR para comprender el camino que tenemos que recorrer hacia el Reino.
1. El Pueblo de Dios es infalible in credendo.
2. El Sensus Fidei esta antes del Magisterio
3. La Iglesia no es el Reino, el Reino es la meta de la Iglesia.
Tres aspectos teológicos que fundamenten la práctica de la Sinodalidad hoy
Iglesia Pueblo de Dios como la totalidad de los bautizados (Papa, Obispo, Sacerdote y fieles) reconociendo que todos somos hijos de Dios, participes de la misión profética, sacerdotal de Cristo, con una misma dignidad para todos pero con distintas funciones, ministerios y estados de vida; es decir, hay una relación fundamental entre el sacerdocio común y sacerdocio ministerial, entre Sensus Fidei del pueblo de Dios como manifestación de la fe, siendo importante escuchar al pueblo de Dios que está bajo la acción del Espíritu.
Iglesia de Trinidad, desde la Trinidad y a imagen de la Trinidad el Concilio Vaticano II recupero la presencia del Espíritu Santo convirtiéndose así en una Iglesia del Espíritu donde todos puede hablar porque han recibido al Espíritu
Iglesia en camino, que tiene como punto de partida el acontecimiento Jesucristo y el punto de llegada el Reino. De esta manera la Sinodalidad es la manera con la que la iglesia reelabora y relee su camino para todos juntos podamos llegar a la meta. Así la Sinodalidad es el camino hacia el Reino que junto al Señor vamos guiados por el Espíritu de Dios.
La Sinodalidad exige madurez de la iglesia y de cada uno en la iglesia, el ser bautizados nos reclama ser cristianos maduros, tener la capacidad salir de uno mismo y escuchar al otro, ponerse en camino obedeciendo al Espíritu.
Comentario al Curso 1: Elementos teológicos y pneumatológicos de la sinodalidad
Profesor: Darío Vitali
La palabra “sinodalidad” es un término reciente, no mencionado explícitamente en los textos bíblicos ni en los documentos del magisterio ni del Concilio Vaticano II, y hasta algunos dicen que es una “invención” del Papa Francisco para “transformar” la Iglesia. La sinodalidad es una expresión constitutiva de la Iglesia desde sus inicios, y en este primer curso el Profesor Darío Vitali expone sus fundamentos teológicos y pneumatológicos, entre los que destaco:
1. El Pueblo de Dios es infalible en la fe y Participa en la función sacerdotal, profética y real de Cristo
El Capítulo II de Lumen Gentium explica y profundiza los conceptos teológicos de “Pueblo de Dios”. En la comprensión del Concilio Vaticano II se resalta ahora la importancia del orden presentado en esta Constitución Dogmática sobre La Iglesia, pues deja para el capítulo III la “Constitución Jerárquica de La Iglesia, y Particularmente El Episcopado”, enseñando con ello, además, que el Episcopado está al servicio del “Pueblo de Dios”.
Fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente, revelándose a Sí mismo, como preparación y figura de la alianza nueva y perfecta que había de pactarse en Cristo y de la revelación completa que había de hacerse por el mismo Verbo de Dios hecho carne. Ese pacto nuevo, a saber, el Nuevo Testamento en su sangre (cf. 1 Co 11,25), lo estableció Cristo convocando un pueblo de judíos y gentiles, que se unificara no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera el nuevo Pueblo de Dios, «un linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo de adquisición…, que en un tiempo no era pueblo y ahora es pueblo de Dios» (1 P 2, 9-10). La condición de este pueblo es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo santo. Los bautizados, en efecto, son consagrados por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio santo.
El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes esencialmente y no sólo en grado, se ordenan, sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan a su manera del único sacerdocio de Cristo. El sacerdocio ministerial, por la potestad sagrada de que goza, forma y dirige el pueblo sacerdotal, confecciona el sacrificio eucarístico en la persona de Cristo y lo ofrece en nombre de todo el pueblo a Dios. Los fieles, en cambio, en virtud de su sacerdocio regio, concurren a la ofrenda de la Eucaristía y lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias, mediante el testimonio de una vida santa, en la abnegación y caridad operante.
El Pueblo santo de Dios participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad y ofreciendo a Dios el sacrificio de alabanza, que es fruto de los labios que confiesan su nombre (cf. Hb 13.15).
La totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse cuando cree, y esta prerrogativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando «desde los Obispos hasta los últimos fieles laicos» presta su consentimiento universal en las cosas de fe y costumbres. Con este sentido de la fe, que el Espíritu de verdad suscita y mantiene, el Pueblo de Dios se adhiere indefectiblemente «a la fe confiada de una vez para siempre a los santos» (Judas 3), penetra más profundamente en ella con juicio certero y le da más plena aplicación en la vida, guiado en todo por el sagrado Magisterio.
Además, el mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los misterios y le adorna con virtudes, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, distribuyendo a cada uno según quiere (1 Co 12,11) sus dones, con los que les hace aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para la renovación y la mayor edificación de la Iglesia.
Todos los hombres están llamados a formar parte del nuevo Pueblo de Dios, el único Pueblo de Dios que está presente en todas las razas de la tierra, pues de todas ellas reúne sus ciudadanos, y éstos lo son de un reino no terrestre, sino celestial.
Este carácter de universalidad que distingue al Pueblo de Dios es un don del mismo Señor con el que la Iglesia católica tiende, eficaz y perpetuamente, a recapitular toda la humanidad, con todos sus bienes, bajo Cristo Cabeza, en la unidad de su Espíritu.
2. La colegialidad episcopal como fundamento de la sinodalidad
Se resalta en LG 22 que, así como, por disposición del Señor, San Pedro y los demás Apóstoles forman un solo Colegio apostólico, de igual manera se unen entre sí el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los Obispos, sucesores de los Apóstoles. Continúa explicando en LG 23 que la unión colegial se manifiesta también en las mutuas relaciones de cada Obispo con las Iglesias particulares y con la Iglesia universal. El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los Obispos como de la multitud de los fieles. Por su parte, los Obispos son, individualmente, el principio y fundamento visible de unidad en sus Iglesias.
3. NO hay título más grande en la Iglesia que ser “HIJOS DE DIOS”
Lumen Gentium expone con fuerza este fundamento teológico: NO hay título más grande en la Iglesia que ser “HIJOS DE DIOS”. Unidos, pues, a Cristo en la Iglesia y sellados con el Espíritu Santo, que es prenda de nuestra herencia (Ef 1,14), en verdad recibimos el nombre de hijos de Dios, pues lo somos (cf. 1 Jn 3, 1).
Consumada la obra que el Padre encomendó realizar al Hijo sobre la tierra (cf. Jn 17,4), fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés a fin de santificar indefinidamente la Iglesia y para que de este modo los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espíritu (cf. Ef 2,18). El es el Espíritu de vida o la fuente de agua que salta hasta la vida eterna (cf. Jn 4,14; 7,38-39). El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Co 3,16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos. La condición de este pueblo es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo.
Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo, quedan destinados por el carácter al culto de la religión cristiana, y, regenerados como hijos de Dios, están obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios mediante la Iglesia.
Los seguidores de Cristo, llamados por Dios, no debido a sus obras, sino en virtud del designio y gracia divinos y justificados en el Señor Jesús, han sido hechos por el bautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, realmente santos. Porque todos los que somos hijos de Dios nos constituimos en una sola familia en Cristo (cf. Hb 3,6), al unirnos en mutua caridad y en la misma alabanza de la Trinidad.
Luego de los dos magistrales momentos compartidos con el Prof. Darío Vitali, del cual doy gracias a Dios por haberlo podido vivir en hora buena, mis aspectos teológicos aprendidos que fundamenten la práctica sinodal, ha sido poder fortalecer la comprensión de la iglesia como un camino de fe, como camino espiritual, donde todos somos pueblos de Dios, hermanos bautizados en Cristo, los cuales estamos regidos por una estructura jerárquica que debe ser visualizada desde el punto de vista organizativo de autoridad y no como una imposición de poder.
Regida por el Rey visible quien es el Papa, que representa al rey invisible del universo nuestro Dios todopoderoso, donde todos guiados por el Espíritu Santo debemos trabajar en común comunión en la construcción de una iglesia de amor, de fraternidad, encuentro, escucha y discernimiento, donde todos tengamos dignidad, es decir, la iglesia del tercer milenio, identificada por el Apóstol Juan, una iglesia espiritual.
Para ello, nosotros los fieles laicos, debemos internalizar nuestra responsabilidad de participación y respeto de todos los procesos visibles e invisibles de nuestra fe y, trabajar de manera articulada con el clero para poder llevar el mensaje de Cristo, principalmente con nuestras acciones y luego con la palabra.
La sinodalidad es la manifestación de la iglesia como pueblo de Dios.
– La iglesia es constitutivamente sinodal al compartir la fe, es iglesia en comunión que tiene su referencia en el acontecimiento de Cristo.
La sinodalidad es la manifestación de la presencia del Espíritu, un equilibrio entre Cristo y Espíritu.
– En el Espíritu se encuentra la iglesia del amor, de la libertad y la fraternidad.
La iglesia es imagen de la Trinidad, es comunión, es sinodalidad.
La sinodalidad es la modalidad de la iglesia que recalcula su camino.
– Siguiendo a Jesús presente en la historia encontramos elcamino.
– En Jesús está elcumplimiento de lo que será el destino de todos y nos permite mirar el futuro para realizarlo.
-Jesús es el camino, está detrás de el en la historia y delante de el para guiarnos al Padre.
En primer lugar la sinodalidad es una práctica desde los principios de la Iglesia, está siempre fue el principio que regía en la Iglesia primitiva, pues eran un conjunto de iglesias que caminaba juntas, que buscaba la comunión, la participación y el diálogo siendo conscientes del principio que todos sean uno como tú y el Padre somos uno. Dicho modo de vida era el buscar un único objetivo, esto se puede probar que ante los múltiples confesiones de fe o credo se buscó o se llegó a tener una única profesión de fe.
En segundo lugar se debe tener en cuenta que el obispo u ordinario del lugar participaba de los concilios no como autoridad de su diócesis o extensión de la Iglesia, sino como el autorizado que recogía la voz del pueblo de Dios de la diócesis que representaba por lo tanto era el pueblo de Dios quiere recogía su voz y su sentir del Pueblo de Dios.
En tercer lugar el sensum fidei es algo que siempre se tuvo en cuenta porque desde el principio la jerarquía de la Iglesia lo que hacía era confirmar lo que el Pueblo de Dios confesaba. Esto muestra que la voz del pueblo era la voz de Dios caminando y confesando su fe juntos.
A partir de las exposiciones del Prof. Dario Vitali, las preguntas de mis compañeros con las aclaraciones respectivas, las lecturas propuestas y, por supuesto, también a partir de la conversación espiritual, señalaría:
– La SINODALIDAD es un elemento constitutivo de la Iglesia, no una moda ni algo meramente aleatorio. Por tanto, algo que ha de guiar mi ser y mi hacer, creando Comunidad, con mis Hermanas y con cuantos comparten con nosotras.
– El ESPÍRITU SANTO es el actor principal de todo este proceso, presencia de la Trinidad/modelo de comunión para el Pueblo de Dios. La apertura a su acción no es opcional.
– El caminar del Pueblo de Dios, en este S.XXI, necesita escucha, participación y orientar un cambio de estructuras que respondan a esa necesidad de sentirnos todos miembros participantes y actuantes en la vida y misión de nuestra Madre Iglesia.
Aprendizajes del curso I.
Una de las aportaciones que ha tenido este módulo para mí tiene que ver con la Iglesia como cuerpo de Iglesias. A partir de las exposiciones del profesor Dario Vitale he entendido mejor el papel de las Iglesias particulares y de los respectivos obispos. Cada Iglesia es una porción del Pueblo de Dios. Me ha parecido muy sugerente el cómo la Iglesia del primer milenio resolvió el tema de la unidad de la Iglesia y como en la Iglesia del tercer milenio, la sinodalidad, que es elemento constitutivo de la Iglesia, nos puede ayudar a la unidad.
La otra aportación que no tenía clara es sobre el sensun fideo y cómo el Capítulo II de Lumen Gentium es un giro coperniquiano, reconociendo en el Pueblo de Dios la capacidad del Sensun Fideo. Vinculado a esto, la importancia del Espíritu en todo este proceso. Entiendo que la infalibilidad depende de que nos pongamos a la escucha del Espíritu y de que todo el Pueblo de Dios sea escuchado y nos escuchemos.
Del tiempo de escucha me resonó que sinodalidad y jerarquía no se contraponen sino que ambas definen a la Iglesia. Y la importancia del Espíritu como protagonista de la vida de la Iglesia.
De las lecturas de este primer módulo me resuenan las siguientes ideas:
– El papel de las parroquias. Sobre las parroquias, el Papa pide que sean auténticos espacios de comunión y cuidado del pueblo de Dios, pero al mismo tiempo cada vez hay menos sacerdotes y un sacerdote tiene que ocuparse de varias parroquias. ¿Cómo se resuelve esto? ¿Cómo en la sinodalidad podemos encontrar respuestas a esta realidad y para revitalizar las parroquias?
Respecto a los ministerios laicales, me resuena la idea de la importancia de que el discernimiento no se haga sobre ministerios concretos sino sobre carismas recibidos del Espíritu por unos y otros. No se trata de un reparto de tareas, sino de una corresponsabilidad en las misiones a la luz de los carismas recibidos por unos u otros
Muy interesante la introducción
La conversación espiritual, es un proceso espiritual conducido y llevado por el Espíritu Santo para poder escuchar al otro y a partir de nuestra diversidad , para realizar un discernimiento que nos permitirá escuchar con el corazón abierto y receptivo para comprender a los demás. con el objetivo de expresar desde nuestra propia experiencia lo que sentimos y pensamos para lograr una verdadera conversión espiritual
La conversación espiritual, es un proceso espiritual conducido y llevado por el Espíritu Santo para poder escuchar al otro y a partir de nuestra diversidad , para realizar un discernimiento que nos permitirá escuchar con el corazón abierto y receptivo para comprender a los demás. con el objetivo de expresar desde nuestra propia experiencia lo que sentimos y pensamos para lograr una verdadera conversión espiritual
1. La participación del pueblo del Dios en la Iglesia porque todos debemos escuchar al Espíritu Santo
2. La Iglesia es peregrina que camina hacia el reino , sabemos cual es la meta meta pero no el camino
3. Una Iglesia que escucha al Espíritu Santo escucha al pueblo de Dios
Soy Inés M. Mejía, creo la más inexperta en estos temas teológicos, no obstante hacer parte del Ministerio Extraordinario de la Comunión en mi Parroquia.
Excelentes los videos preparatorios del señor Frederick Fornos. La definición de discernimiento me encantó.
Varios descubrimientos:
1. La autoridad ligada a la gracia es un don del Espíritu destinado al servicio de la comunidad…
2. Saber que estamos vinculados entre si…en recíproca necesidad..
3. Pareciera sencillo, que todo se reduce en la unión con Dios y a los hermanos viviendo de manera consciente, en esta escucha profunda, escucha con benevolencia y sin juicios, escucha activa desde el corazón que pasa del yo al nosotros.
En esta propuesta de hacer iglesia de otra manera, iniciando en nuestra iglesia local: con cambios desde dentro y desde abajo, considero es un proceso personal y comunitario que requiere: mi conversión, escucha con todas las características para que sea efectiva y a la Luz del Espíritu.
De las conferencias dadas por (Vitali, D. Sinodalitá della Chiesa… p. 2-3). Se rescata:
Primero:
El gran evento-Cristo Jesús, el Evangelio del Padre, funda a la Iglesia puesta sobre la piedra angular de Pedro y los apóstoles. Cada uno de los apóstoles da origen al nacimiento de las primeras comunidades cristianas cuyas características son la oración, la fracción del pan, la caridad y las enseñanzas (Hch 2). El alma de las comunidades es el Espíritu Santo, lo que se aprecia en el Concilio de Jerusalén (Hch 15).
Segundo:
Vitali, señala el dinamismo centrífugo de las primeras comunidades cristianas y evidencia la “sinodalidad entre comunidad y comunidad”. Indica que “el cristianismo primitivo se caracteriza por una constelación de comunidades esparcidas por el territorio del imperio, sin grandes relaciones entre ellas”, cuyos vínculos internos son: “los respectivos símbolos de fe, el catecumenado, la liturgia eucarística, la disciplina penitencial, los ministerios”. Sin embargo, verifica Vitali, que, aún si las comunidades “todas se estructuran sobre la base de los mismos elementos, al mismo tiempo todas tienden a diferenciarse, casi a caracterizarse, lo que conllevó a introducir el uso de las cartas de comunión, a fin de regular las relaciones entre las Iglesias.
Tercero: Vitali, también evidencia que con el crecer de las comunidades cristianas es necesario que haya un núcleo propulsor de la unidad, en este contexto se van dando los “sínodos que a su vez marcan la necesidad, no solo de la unidad de las iglesias, sino de la unidad del episcopado”. “Debemos reivindicar con firmeza esta unidad, sobre todo, nosotros obispos que en la Iglesia desarrollamos la función de presidencia, para demostrar que también el episcopado es uno e indiviso.
En consecuencia, lo expuesto hace ver que desde el inicio en las primeras comunidades ya se da como en germen la sinodalidad en cada una de estas, pero no bastaba. Era necesaria una sinodalidad más amplia que abrace a todas las Iglesias en una sola Iglesia cuyo centro de unidad es el obispo.
Excelente las conferencias en los distintos videos y exposiciones como el material de recurso para ampliar el tema. Personalmente, los tres elementos teológicos y pneumatólogicos que enumero según prioridad son:
1. La definición de la Iglesia como Pueblo de Dios entes de la Jerarquia (Cap. 2) de la que nace o es fuente la circularidad o fraternidad en igual dignidad de todos sus miembros, varones y mujeres, que por el Bautismo participamos injertados en Jesús del Sacerdocio, Profetas y Realiza o Pastores. En este sentido Es una comunidad que debe trabaajar o CONVERTIRSE SIEMPRE para no ser EXCLUYENTE SINO INCLUYENTE en la que todos y todas, en la diversidad y luralidad tenemos los mismos derechos y responsabilidades.
2. El segundo elemento teológico que encuentro es el ESCUCHAR O LA ESCUCHA activa que proviene de la experiencia del Pueblo de un Dios “que ESCUCHA SU CLAMOR” y toma la desición de LIBERARLO.
3. Y el tercer elemento que me parece esencial para la Iglesia, especialmente latina, el redescubrimiento de lo que dió origen a la Iglesias primitivas y gue la PRESENCIA Y ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO que fue opacado o casi anulado, especialmente a partir del primer milenio de nuestra era.
1. La sinodalidad no es una moda, sino que es parte constitutiva de la vida de la Iglesia. Por ello, en un mundo multicultural, donde la época de cristiandad ha pasado, nos viene bien, recuperar esta “novedad” que tanto bien hizo a la humanidad en los primeros siglos del cristianismo, en particular, al mostrar los valores de la fraternidad, el encuentro, la dignidad de la persona por lo que es y no por lo que aparenta o tiene.
2. La dimensión pneumatológica de la Iglesia, como el gran fruto del Vaticano II, que le permite recuperar su dinamismo evangelizar. Así, más que poner su confianza o seguridad en estructuras, normas o autoridad; se descubre en la presencia del Espíritu la seguridad de la Iglesia en la fidelidad de su asistencia. En la paciente escucha activa del Espíritu, presente en todos los bautizados, la Iglesia puede recorrer la historia con la certeza de cumplir con su misión, en “caravana” a la casa del Padre, a la edificación del Reino en la humanización de las realidades históricas.
3. El mismo método de la “conversación espiritual” hace pasar de la idea o concepto de escuchar al Espíritu, a una realidad que implica dedicación, disciplina y conversión, pasar de la afirmación de “sólo yo tener la razón” y “demostrar lo que pienso”, a buscar juntos la voz de Dios, en un ejercicio de des-aprendizaje y aprendizaje. En ello, está el futuro de la corresponsabilidad en la Iglesia, donde todos tengamos un espacio para discernir y tomar decisiones.
Considero:
1. Que, a pesar de tener dentro de la Iglesia, una diversidad de Iglesias locales, todos se mantiene en unidad (sinodalidad) apostólica, que, bajo un solo símbolo de la fe, caminan en comunión.
2. La apertura del Concilio Vaticano II, se retoma la figura del Espíritu Santo la cual había quedado relegada en la misma Iglesia, de la escucha de la Iglesia como carácter propio de los Hijos de Dios, la vivencia de renovación por el Espíritu Santo de ser comunidad de comunidades, la gran a apertura a los procesos Kerigmático.
3. Como la catequesis es parte fundamental en este camino sinodal, pues ella “no es solo un acto de Iglesia, sino un acto de la Iglesia, y como tal debe ser reconocido y vivido” (Prof. Vitali), que su vez, no es una tarea de unos pocos sino de todos los bautizados, en la transmisión de la fe. Sabemos que el desafío es grande, pero escuchando y guiados por el Espíritu Santo lo lograremos
La sinodalidad es la salida al “aqui y ahora” de la Iglesia, hacia la periferia parroquial, donde se juega el desafio decisivo para el futuro de la Iglesia, pues ahí en la comunidad de comunidades se “re-presenta” la Iglesia visible establecida en toda la tierra.
La igual Dignidad de todos los bautizados caracteriza a la Iglesia como pueblo de Dios, discipulos y misioneros , caminando juntos, siendo diversos en la unidad con el Espiritu Santo en la escucha, conversacion espiritual, conversion personal, pastoral, misionera, en corresponsabilidad para decidir y actuar hacia el Reino de Dios.
La Sinodalidad no es algo nuevo en la Iglesia, es lo constitutivo a ella, y se mantuvo durante el primer milenio. En el segundo milenio se opaco un poco por las deferentes circunstancias que la hicieron más autoreferencial, que anunciadora del Reino. Es el Pueblo de Dios que por el Bautismo nos da la misma dignidad, derecho y deberes a todos los fieles.
La Sinodalidad es y debe ser el sinónimo de la Iglesia, con la cual evitaríamos yuxtaposiciones y enfrentamientos entre Jerarquía y carisma.
Retomemos a la Trinidad como icono de una Iglesia relacional en comunión.
Tres aspectos teológicos que fundamentan la práctica de la sinodalidad hoy.
Primer aspecto:
En el primer milenio se vivió la sinodalidad en la Iglesia naciente, pero el profesor Vitali informaba cómo esta práctica se perdió en el segundo milenio, convirtiéndose por diversas circunstancias en una Iglesia piramidal, una Iglesia de autoridad donde el Pueblo de Dios es masa. En el tercer milenio con ocasión del Concilio Vaticano II se invierte la pirámide, todos somos hijos de Dios e invita a la participación activa a través del sacerdocio ministerial y el sacerdocio común de los fieles
Segundo aspecto:
El Espíritu Santo se manifiesta en cada uno de los los bautizados por eso todos debemos ESCUCHAR de manera activa; El Concilio Vaticano II recupera el protagonismo del Espíritu para vivir la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia. Dario Vitali cita el discurso del Obispo de Roma en Octubre 2015 con ocasión de la conmemoración de los 50 años de la institución del Sínodo de Obispos por S. Pablo VI, concretando la sinodalidad de la Iglesia; y posteriormente en el 2018 la Comisión Teológica Internacional produce el documento “La Sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia” que será el soporte para dar inicio el 10 de octubre 2021 a la “Asamblea Sinodal sobre la Iglesia sinodal”.
Tercer aspecto:
En la conversación espiritual que realizamos esta semana, fue reiterativo la participación de los laicos en la vida de la Iglesia, así lo manifestaron en mi grupo Marta Cáceres (Colombia), Mariela Pilar (Colombia), además Natividad desde España nos recordaba que todos somos iguales cara a Dios.
El Profesor Vitali invitó a recurrir a la Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium , como documento valioso en este diplomado porque allí se encuentra temas importantes como la Iglesia, el Pueblo de Dios, el Episcopado, los laicos, entre otros.
Tres de los aspectos teológicos que van a sustentar la conversión en mi ministerio son:
1. El protagonista en el camino de la sinodalidad es siempre el Espíritu Santo. Lo que el Señor espera del 3er milenio es “una Iglesia que escucha al Espíritu de la verdad”, lo que Él dice a la Iglesia comenzando por el pueblo. Si el Espíritu está en el corazón de todos, debemos escuchar a cada uno, la escucha del Espíritu que está en todos. El pueblo de Dios es infalible si escucha al Espíritu.
2. Cada Iglesia es “un pueblo de Iglesias”, cada diócesis el “principio de unidad”. Consultar en cada Iglesia significa consultar a todo el pueblo de Dios. Lo que afecta a todos hay que discutir y juntos discernir.
3. La dimensión de la Iglesia es que TODOS somos hijos de Dios con la misma dignidad. El pueblo de Dios abarca a TODOS los bautizados. La diversidad, los diferentes pensamientos e ideas deben ser acogidos. Recibir la riqueza de la diversidad en cada Iglesia, en cada diócesis, en cada persona y así se enriquecerá toda la Iglesia como pueblo de Dios.
Muchas gracias por su compartir.
Pienso que antes que nada es necesario un cambio de mentalidad,
todos somos hijos de Dios, somos iguales y cada uno tiene una riqueza para donar a los demás.
Gracias
Foro: Exponga tres aspectos teológicos que haya aprendido en las clases que fundamenten la práctica de la sinodalidad hoy.
Inicio citando la palabras del Papa Francisco: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. ”Es dimensión constitutiva de la Iglesia” Entonces es la primera escucha que estamos llamados a realizar. “El que a vosotros escucha, a mí me escucha”( Lc.10,16)
El protagonista que guía y orienta en este camino es el Espíritu Santo, derramado sobre la Iglesia el día de Pentecostés
El Concilio Vaticano II recupera al Espiritu Santo, la dimensión pneumatológica de la Iglesia, lo puso de nuevo en el centro de la realidad eclesial. El Espiritu Santo guía la Iglesia y habita en el corazón de cada uno de nosotros.
Es un llamado a toda la Iglesia a un cambio de mentalidad, comprender la Iglesia como pueblo de Dios, todos, este pueblo, iguales, en virtud del bautismo ,hijos de Dios, con la misma dignidad, se necesita una autentica espiritualidad de comunión entre personas de vocaciones, carismas y estados eclesiales tan variados.
El Espiritu Santo se manifiesta en el sensus fidei de todos los bautizados, impulsándonos a ser testigos y evangelizadores.
Y ahora escuchar y actuar este llamado que el E.S nos hace. Participación que requiere de todos paciencia y madurez. Para esto se necesita una formación a la sinodalidad. No estamos acostumbrados a discernir juntos.
Muchas gracias.
Curso1: Elementos teológicos y pneumatológicos de la sinodalidad.
Foro: Exponga tres aspectos teológicos que haya aprendido en las clases que fundamenten la práctica de la sinodalidad hoy.
El primer aspecto teológico que fundamenta la sinodalidad es la lectura teológica y creyente de la activa participación del Espíritu Santo en la Iglesia desde sus orígenes, así como en ciertos tiempos históricos como en el Concilio Vaticano II a mediados del siglo XX, donde se hospedó con fuerza inusitada para renovar y actualizar la vida y misión de la iglesia al mundo que le era contemporáneo. Considero que uno de los retos y desafíos que nos regala el Espíritu es a abrirnos y dejarnos permear por la presencia novedosa de Dios en la vida cotidiana de las personas en este siglo XXI.
En segundo aspecto teológico de la sinodalidad se asienta con fuerza en la categoría pueblo de Dios, impregnada de fraternidad, sororidad, discipulado, servicio según el modo de ser de Jesús, nos anime y hermane en este peregrinaje de hijos y ciudadanos.
Finalmente como en todo camino se necesita pan y canto – música- que pone el ritmo y estilo del movimiento, el tercer elemento estaría relacionado con la capacidad para nutrirnos de la sabiduría de la Palabra, que nos ayuda a contarnos y rememorar las grandes narraciones donde la esperanza, la paciencia activa, la fraternidad, la sinodalidad, el pacto educativo global, el cuidado de la vida, la inclusión social sin distinción de ninguna condición humana, nos ayuden a saborear los trocitos de reino que se forman con gestos pequeños, sencillos, humildes donde abunda la vida y le encanta habitar a Dios.
La sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo y su misión
Sinodo es una herencia del concilio vaticano segundo
Cambio es posible
Forma de relacionarnos en la iglesia es definitiva
Ahora y a generaciones futuras
Iglesia local
Diocesis
Parroquia
Áreas pastorales
Ahí trabajaos primero
Implementar paulatinamente los cambios
Los cambios son desde abajo
El pueblo de dios el laicado es el que ha participado en el sinodo
Necesidades que se ven
Vias de solución
Escuchando a todos
Primera iglesia local es la que tiene que mostrar el cambio hacia una iglesia sinodal
Los aspectos teológicos que descubro me llevan a un proceso de conversión en este Sínodo, uno a sido el aprender a escuchar, porque siempre e sido dado a escuchar solamente lo que me gusta o me es muy conveniente o agradable, dos que como bautizado si permito actúe en mi el Espíritu Santo y junto con los demás hermanos del pueblo de Dios se posee la infabilidad que nos da la dimensión profética como bautizado por tanto es necesario también la apertura a la participación, y tres con la escucha atenta al Espíritu Santo, poder discernir lo que Dios quiere para mí y para mis hermanos en nuestra realidad particular.
Tres de los elementos teológicos y pneumatológicos de la sinodalidad explicados por el Profesor Darío Vitali:
1). El Espíritu Santo es el fundamento de la sinodalidad porque a través de Él, el pueblo de Dios es infalible, es decir, participa de la función profética de Cristo mediante el sacramento del Bautismo.
2). La Iglesia sinodal desde la Trinidad camina hacia el Reino de Dios.
3). La Iglesia es constitutivamente sinodal desde sus orígenes, en ella se fundamenta la participación de todos en comunión, con mayor y mejor conciencia para la participación y la misión.
Argumentación teológica en los primeros siglos de la Iglesia:
La Iglesia católica se olvidado de la función espiritual y se constituyó en piramidal, jerarquizada, en donde todo el poder está en manos del clero (obispos, presbíteros y diáconos) poniendo al obispo como jefe de la iglesia y todo bajo el principio de la autoridad donde los fieles tienen una relación subordinada de obediencia silenciosa y obligados hacer lo que pidan.
Fundamentos de la sinodalidad:
El Concilio vaticano II, donde no se habla de sinodalidad (no era tiempo, ni el horizonte) pero si de un concilio, porque este es la expresión más perfecta y contundente de sinodal. No había una agenda clara, porque solo se deseaba una reforma de la liturgia, renovación del código derecho canónico y un sinodo de la Iglesia.
El presupuesto de la sinodalidad:
Los presupuestos son ofreciendo por el Concilio vaticano II en la capacidad activa de los sujetos que van a ejercer la sinodalidad, el pueblo de Dios, que participa a la acción profética de Cristo.
Principio fundamental de la Iglesia sinodal: Lumen Gentium
En el Capítulo 4 habla del Espíritu que actúa en la iglesia y en los bautizados, como iglesia que escucha
Cristina Inogés Sanz
– El bautismo nos da un lugar en la Iglesia y nos vocaciona a ella.
Dario Vitali
– El Concilio vaticano II está bajo principios de la novedad.
– La sinodalidad es la forma de la comunión de las Iglesias.
– La función profética de la Iglesia es escuchar al Espíritu.
– Hay que comenzar un camino en la iglesia como bautizados, los que reciben el Espíritu.
– Una iglesia sinodal es una iglesia de la escucha, de manera que, escuchándonos entre nosotros, pueblo de Dios, podemos escuchar al Espíritu de la verdad y lo que él dice a la iglesia.
Hola, el tercer punto de tu reflexión me recordo que “el camino no existe, se lo hace” pero la clave es la sinodalidad porque es el navegador común que nos permitira llegar a la meta con una idea clara y esencial. Att Toñito
Buenos días! Soy Michael de Patagonia, Argentina y para cada aspecto cito el Concilio, a Dario Vitali en sus escritos y agrego una imagen que sustenta.
1. Principio Pneumatológico: “El Espíritu Santo fue enviado el día de Pentecostés para santificar la Iglesia, vivificarla, habitarla, guiarla, y unificarla con sus dones y ministerios (cf. LG 4). Imagen que sustenta: “Un gran río de alegría, el sensus fidei -sentido de la fe-, que bajo la acción del Espíritu Santo, hace del Pueblo de Dios sujeto activo que participa en los procesos de decisiones de la comunidad creyente” (Vitali, Un gran río de alegría, pg 1). El tercer milenio es el Tiempo del Espíritu. El Espíritu que expira Jesús desde la Cruz hace brotar la Iglesia desde Pentecostés infundido en los discípulos y en cada uno de los que van escuchando la Palabra y reciben el Bautismo. El Espíritu que pareciera mantenerse más oculto en el segundo milenio y se vuelve a manifestar con fuerza en el Concilio Vaticano II como quien sopla en y desde las comunidades cristianas. La acogida de ese mismo Espíritu para todos, sustenta nuestro ministerio en clave sinodal.
2. Principio Eclesiológico: “Dios quiso salvar a los hombres constituyendo un Pueblo. El Nuevo Pueblo de Dios tiene por cabeza a Cristo. Y todos los que creen en Él, renacen por el agua y el Espíritu Santo” (LG 9). “La Iglesia no es una democracia, es una comunión, es Pueblo de Dios en sentido teológico, de los hijos que caminan juntos hacia el Reino” (Vitali, Entrevista). Imagen: Pueblo peregrino que surge del mismo origen (Jesús y el Espíritu) y que por diversos caminos van al mismo destino, el Reino”. La Iglesia, Pueblo de Dios. Este concepto bíblico teológico (LG II) es tomado del pueblo de Dios del Antiguo Testamento que peregrinaron desde la tierra de esclavitud en Egipto hacia la tierra de la libertad.. El nuevo Pueblo de Dios peregrina desde el mismo origen – Jesús y el Espíritu- y tal vez por diversos caminos a través de la historia, avanza hacia el mismo destino que es el Reino. Este caminar juntos, no unos delante y otros detrás, supera la imagen de Iglesia piramidal e incluso como pirámide invertida que corre el riesgo de clericalismo laical, por una imagen horizontal y circular que sustenta el liderazgo en equipos, movilidad y rotación de roles.
3. Principio Antropológico: “Todos los hombres están llamados a formar parte del Pueblo de Dios” (LG 13) y “El Espíritu Santo distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición” (LG 12). “Una Iglesia verdaderamente sinodal que nos pone a todos en relación circular, todos sujetos en reciprocidad” (Vitali, Entrevista). Imagen: Mesa redonda: donde todos tienen un lugar, comparten el mismo alimento y los mismos dones y ministerios. En el Pueblo de Dios, donde todos somos iguales en dignidad por el Bautismo, todos hijos de Dios. Y el post concilio en Latinoamérica habla de que todos somos discípulos misioneros (Aparecida) para acortar la distancia entre el laicado y el clero. Afirmando que la triple misión (triple munus) sacerdotal, profética y real pertenece a todo el pueblo de Dios. El concepto de discípulos (todos seguidores de Jesús) hace mayor justicia que la distinción laicos (no sacerdocio jerárquico abocados a tareas temporales) y sacerdotes (jerarquía abocada a la conducción religiosa y espiritual) para sustentar el liderazgo compartido en dones y ministerios de todos los bautizados, en clave sinodal.
Fundamentos Teológicos de la Sinodalidad
La iglesia .- Como parte del pueblo de Dios es importante que logre una maduración para participar activamente en la misión, recordando que como bautizada tengo el deber de hablar para defender mi fe ,participar en la toma de decisiones y continuar los pasos de Jesús en la tierra .
Cada fundamento es una pieza clave para el logro del propósito de la Sinodalidad ,una Iglesia como Pueblo Dios en camino , en la que todos participamos ,nos escuchamos con una escucha atenta ,discernimos a la luz del Espíritu Santo,con el entendido que ese camino nos llevará a logro de la misión encomendada por Dios, sin olvidar el respeto a las funciones ministeriales .
La iglesia es una imagen de la Trinidad y como cada bautizado hemos recibido al Espíritu Santo tenemos el deber de hablar y de escuchar a través del Espíritu Santo y tomar el mejor camino para cumplir la misión en fraternidad.
Gracias por esta excelente iniciativa. Da mucho ánimo recordar que en el Vaticano II, encontramos la “brújula” del camino sinodal que Dios nos pide. Creo que a nivel personal y comunitarios debemos reencontrarnos con esa fuente de inspiración y que esto inspire nuestro modo de ser y actuar. Como algunos han comentado tensiona la resistencia de algunos en cada una de nuestras iglesias locales a resistirse a este impulso del Espíritu. Algo comento el Profesor Vitali. La pregunta es cómo hacer ese abordaje en la praxis, oración, formación y testimonio.
Aspectos teológicos:
1. La Iglesia comunión de iglesias
2. la praxis histórica de la comunión, por medio de los sínodos y concilios.
3. La relación de “sensus fidei”, la colegialidad y ministerio petrino aseguran la correcta sinodalidad en la Iglesia Católica.
Buenos días!! Gracias por el espacio
Tres aspectos
1.- Sin oración no hay sínodo. No hay Iglesia sin Espíritu. Por mucho tiempo se dejo olvidado al Espíritu Santo dentro de la Iglesia
2.- Iglesia de la tercera edad; la del amor, imagen de San Juan. Hay que saber escuchar al Pueblo de Dios, que cuando cree no se equivoca.
3.- Iglesia Pueblo de Dios: todos iguales antes Dios. somos Hijos de Dios. La escucha como camino para conocer lo que el Espíritu dice a la Iglesia. Descubrir la relación en circularidad de todos los miembros: pueblo y jerarquía.
Gracias por este espacio. Hay mucho para compartir y seguir profundizando en este espacio que se nos regala!!!
Hola Yony. Como estás?
te comparto que en nuestra diócesis, pudimos en algunas parroquias compartir esta experiencia con otros miembros de las comunidades. No ha sido facil la participación, porque la gente muchas veces se siente desmotivada. Nosotros hicimos el sínodo diocesano hace 4 años, se hicieron las mesas de escucha abierta a todo tipo de gente, en las escuelas, en las parroquias. Participó bastante gente. Luego cuando fuimos a las asambleas, la sensación que tuvimos muchos fue que no se tuvo en cuenta todo lo recogido.
En este sínodo, mucho que lo que fuimos diciendo en distintos ámbitos, está plasmado y eso es bueno
– La Iglesia del tercer milenio se tiene que parecer a la del primero, “Iglesia de la comunión, comunión de Iglesias”. Una Iglesia que escucha y camina con el Espíritu Santo y con el Pueblo de Dios, con la participación responsable y activa de tod@s l@s bautizad@s, Desde la igualdad, la fraternidad, la diversidad, la sinodalidad como elementos constitutivos de ella.
– Communitas=comunidad=Iglesia=Fe+Vida, estas palabras definen la importancia de fortalecer las parroquias como pequeñas o grandes comunidades que logran la presencia de la Iglesia en el territorio, uniendo a l@s bautizad@s, estando próximos a las necesidades de las personas, desde la cercanía, la acogida, la misión, la comunión, la participación, la liturgia y el dinamismo misionero. He descubierto la importancia de consolidar las parroquias, de mantenerlas abiertas (aunque seamos poc@s), porque ese es el espacio para compartir los dones y carismas que el Espíritu distribuye para entre tod@s lograr el bien común y formar un sólo Cuerpo.
– Si hay Espíritu hay misión sino hay Espíritu la misión de se reduce a obra humana.
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– Por último, me quedo preocupada por las palabras de Darío Vitali cuando comenta que: “el apostolado de los laic@s no encuentra fácil aplicación, ¿se trata de una presencia en el mundo o de una acción en la Iglesia, testimonio de Iglesia en el mundo ó colaboración intraeclesial?”
– Y pediría mayor explicación a lo comentado en la conversación espiritual sobre la idea expuesta que jerarquía y sinodalidad van de la mano, ¿juntas?
Agradezco la luz, la inspiración y el encuentro que ha supuesto este primer tema del Diplomado. Subrayo tres aspectos teológicos que he aprendido en las clases que fundamentan la práctica de la sinodalidad hoy:
1. El sínodo es un elemento constitutivo de la Iglesia. No estamos ante un sínodo sobre la sinodalidad, sino sobre la Iglesia.
2. Recuperar y escuchar al Espíritu. El esfuerzo del Concilio Vaticano II por recuperar el Espíritu Santo como clave en la escucha, la reflexión, el discernimiento y la pastoral.
3. Espíritu que suscita la Profecía y anima el Discernimiento. Podemos esperar en este sentido que la escucha de todas las personas ofrezca la voz del Espíritu, lo que ofrece a la Iglesia. Esto exige madurez, paciencia, escucha activa, ponerse en camino.
Gracias.
FUNDAMENTOS TEOLÓGICOS QUE PRIORIZO
1. Iglesia de la Trinidad (LG 2-4), teniendo en cuenta en este tiempo la dimensión pneumatológica de modo especial.
El Misterio central es fuente de luz y gracia para la vida y la misión eclesiales. La comunión es un don de la Trinidad, así como los lugares teologales de comunión, y estos dones demandan una tarea.
2. Iglesia divina y humana, de acuerdo a SC 2 y LG 8.
Es la Iglesia de los procesos humanos, los caminos del Espíritu en el peregrinar eclesial. Estos procesos acompañan en el devenir histórico el ser de la Iglesia, buscan expresarlo en la vida cotidiana y la estructura de la Iglesia. Es la acción suscitada por el Espíritu, recibido por todos los bautizados, que continúa formando el Cuerpo de Cristo mientras que compartimos el camino como peregrinos.
3. La relación entre Iglesia comunidad y ministerio eclesial.
El ministerio como servicio a la comunión, realizado en y desde la comunión. El ministerio modelado de acuerdo a la prioridad de la dignidad bautismal, según la dinámica de la vida del Pueblo de Dios (LG Cap. II y III).
Foro: Exponga tres aspectos teológicos que haya aprendido en las clases que fundamenten la práctica de la sinodalidad hoy.
1. Ser Iglesia es caminar en el mundo hacia el Reino, fiel al Evangelio. Lo cual es posible construyendo un NOSOTROS ECLESIAL desde el bautismo que confiere a todos un mismo Espíritu, una misma dignidad de hijos, con carismas diversos.
2. Una Iglesia sinodal, es una Iglesia bajo el Espíritu de Pentecostés que hace explicita la presencia de un Dios con nosotros.
3. La escucha, el discernimiento y la toma de decisiones que realiza el de Pueblo de Dios, en oración, a la luz del evangelio, es asistida por el Espíritu Santo a fin de construir un caminar en la tierra según el evangelio hacia la casa del Padre.
4. En la Iglesia todos somos Hijos de Dios con la misma dignidad, ya que todos poseemos el don del Espíritu Santo concedido en el sacramento del bautismo, siendo parte de un mismo cuerpo cuya cabeza es Cristo, y parte del proyecto original del Padre. Razones por la cual todo el Pueblo de Dios está bajo la acción del Espíritu Santo que escuchándole se escucha la voz de Dios, que es su santas voluntad.
Muchas gracias por el espacio y vuestra lectura.
La invitación del Papa Francisco a recuperar la práctica sinodal de los orígenes es una lúcida recepción del Concilio Vaticano II que, si bien no habla explícitamente de sinodalidad, recupera los fundamentos teológicos para poder volver a hablar de ella.
1. La categoría de sensus fidei -sentido de la fe- como un “olfato espiritual” a través del cual se puede distinguir lo que es conforme al evangelio, de aquello que no lo es;
2. El sacerdocio común de los fieles, que recupera la relación de hermanos/hermanas, donde todos se constituyen en mediadores entre Dios y los hombres en la medida en que actúan la comunión;
3. La riqueza de la diversidad de ministerios y funciones en un único Pueblo de Dios.
El camino sinodal remarca el aspecto procesual, dinámico, de discernimiento constante de la Iglesia en continua transformación. Se trata de descubrir la acción del Espíritu que se expresa en la comunidad en cuanto tal, iglesia de iglesias.
Tres aspectos teológicos que para mí han sido aprendizaje-o han colocado constructivamente conocimientos que tenia dispersos-que puedan sustentar mi conversión en mi práctica:
1.La Iglesia es constitutivamente sinodal .
Y todo lo que esa primera argumentación teológica supone,da sentido a:
Colaborar en comunión de iglesias locales en dispersión .
La diversidad es riqueza.
Vamos hacia la comunión final,que es con Dios.La Iglesia es humana y divina,del mundo y del Reino.
La infabilidad es el elemento que permite el recálculo del camino de la sinodalidad.
Recibo aprendizaje para intentar construir desde lo que somos iguales,o sea discípulos.
2.El olvido del Espíritu Santo es una debilidad teológica .
He caído más en la cuenta ,tanto en la historia del segundo milenio,como en la responsabilidad de todo el Pueblo de Dios siempre que no ocurre.
El Espíritu permite a la Iglesia ser cuerpo de Cristo de manera consciente.El sensus fidei,ser un cuerpo De Dios vivo,el sentido común de capacidad de ser fieles a la escucha del Espíritu.
Hablar en nombre del Espíritu es una responsabilidad que tenemos todos los bautizados,no es un privilegio.
Y cuando eso no ocurre,personal o comunitariamente,vemos lo débil que es nuestra Iglesia.
Aquí tengo un aprendizaje y llamada a cuidar más los procesos y sus tiempos.
3.Dimensión escatológica del Pueblo De Dios :
Iglesia en camino hacia el Reino De Dios,nos reconoce como una fraternidad donde todos somos iguales y la escucha es una responsabilidad de todos hacia todos.
(Lumen Gentium nº 4).
El Espíritu suscita la profecía y guía el discernimiento.
Aquí tengo un aprendizaje y llamada a poner mayor deseo en la conversión,como clave para la sinodalidad en la misión.Y a cuidar el acompañamiento.
Me ha quedado estas semanas el eco e impulso de las palabras con las que el profesor Dario Vitali concluía:”Tenemos que ser multiplicadores de aprendizajes en sinodalidad con cariño y con inteligencia”.
Hola mi nombre es Iris . lo que aprendí que la conversión espiritual es un proceso espiritual donde la escucha a los demás es necesaria para transmitir lo que pensamos y aprender a comprender a los demás y si lograr un discernimiento guiada por el Espíritu santo
Estoy convencida que la sinodalidad es ante todo “un estilo de vida” que nos lleva a una mayor comunión, participación y misión en nuestras relaciones interpersonales, en la familia, en el trabajo, en la parroquia, etc.
1. El Pueblo de Dios: sujeto de la sinodalidad
En una entrevista realizada al Prof. Dario Vitali, decía que la sinodalidad es el fruto maduro del Concilio y que la referencia de la sinodalidad es la Iglesia-Pueblo de Dios.
Y continuaba diciendo que la Iglesia es comunión, no es una democracia. Ha sido necesario rebasar este muro, para entender el Pueblo de Dios en sentido teológico, como el pueblo de los hijos de Dios que caminan juntos hacia el Reino.
Este aspecto nos da una visión amplia y universal, sin excluir a nadie. Todos los bautizamos estamos llamado a caminar juntos hacia el Reino, por lo tanto, nadie me puede ser indiferente.
2. Crecer en la comunión.
La sinodalidad es lo que Dios quiere de la Iglesia del tercer milenio. La Iglesia del primer milenio era sinodal, se trata pues de recuperar la sinodalidad para comprender mejor a la Iglesia sin cancelar otras dimensiones. Sinodal no es opuesto a jerárquico. ¡Distinguir para unir! No separar sino profundizar la naturaleza de la Iglesia. Ganar una Iglesia sinodal es crecer en la comunión, la participación, la misión. Significa ser Iglesia con mayor y mejor conciencia.
3. Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha.
En el discurso del 50 aniversario del Sínodo de los obispos, Francisco retoma una expresión de la tradición canónica medieval que encierra una exigencia enorme: “Lo que a todos afecta, por todos debe ser tratado. Es decir, en las grandes cuestiones que afectan a todos, todos tienen que expresar su palabra”.
1. Una Iglesia “de Trinitatis”: como Iglesia somos reflejo de la Trinidad que es comunión de personas, unidad íntima en el amor que se comunica a la humanidad. En la diversidad o pluralidad de personas se mantiene la unidad; es un misterio, que a través del amor, lo podemos experimentar más que comprenderlo racionalmente. En la práctica de la sinodalidad, mejor aún, en el estilo de la sinodalidad, la Iglesia quiere mostrar esta comunión, donde convergen las experiencias vitales y las intuiciones espirituales válidas de los bautizados.
2. El Espíritu Santo conduce la Iglesia: el ejercicio de la sinodalidad manifiesta el reconocimiento de la acción del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y en la historia. En este sentido nos damos cuenta que los procesos sinodales estuvieron presentes de manera especial desde los inicios de la Iglesia y hoy en día se nos invita a una escucha y apertura especial a aquello que el Espíritu quiere indicar, hacia donde quiere que continúe nuestra peregrinación hacia la meta que es el Reino.
3. Los dones del Bautismo: asumir con convicción lo que la fe nos dice de los dones y de la gracia recibida en el bautismo, nos abre a una nueva conciencia del papel protagonista de todos los que somos Pueblo de Dios. El bautismo nos da identidad y voz dentro de la Iglesia; una voz que debería ser eco de la voz del Espíritu en nosotros: “La totalidad de los fieles, que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27), no puede equivocarse cuando cree, y esta prerrogativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando «desde los Obispos hasta los últimos fieles laicos» “(LG 12).
1. El Vaticano II rescata el valor y el protagonismo del Espíritu Santo. Se manifiesta en los bautizados, por lo tanto, todos y todas deben ser escuchados, respetado, acogidos; Dios pasa por el aporte de cada persona. Propiciar espacios de escucha activa es fundamental en el proceso sinodal.
2. Como Pueblo de Dios, en igualdad dignidad que nos brinda el bautismo, tenemos la corresponsabilidad de colaborar en la misión de Jesús de instaurar y hacer posible el Reino de Dios. La dinámica de la comunidad trinitaria es la fuente inspiradora para la comunidad eclesial. Comunidad de comunidades, que mantienen su identidad propia, formando un solo Cuerpo Eclesial en Cristo por obra del Espíritu.
3. La sinodalidad es constitutiva a la Iglesia, nos da identidad, no es moda. Es una responsabilidad, como bautizados trabajar por la comunión, es la convicción de Jesucristo, nos llama a ser UNO, como Él lo está con el Padre en el Espíritu. Esta preocupación por la comunión cobra mayor sentido profético en el mundo polarizado en el que vivimos actualmente.
Buen dia con todos, quiero compartir tres aspectos teológicos aprendidos .
1.- la Sinodalidad en un proceso conducido por el Espiritu santo.
2.- lo importante en la Sinodalidad es la Oración es una escucha a Dios, recuperar nuestra esencia.
3.- Desde nuestro Bautismo tenemos o asumimos un compromiso muy importante en la Iglesia, por lo cual en ella nuestra participación debe ser muy activa y debemos caminar juntos.
Buenas tardes:
* La sinodalidad presente desde las primeras comunidades cristianas, “caminar juntos”; en la que todos están atentos a las necesidades de los demás, comunión, participación, misión; la fracción del pan como alimento espiritual necesario.
* El Espíritu Santo como el alma del camino sinodal, no hay sinodalidad sin el Espíritu Santo, es el dador de vida, el que mueve los corazones de su Iglesia cómo pueblo misionero y peregrino.
* El bautismo como sacramento de iniciación cristiana en el que asumimos el compromiso de estar siempre activos frente a las necesidades de nuestros hermanos; somos hijos de Dios y hermanos de Jesús dispuestos a proclamar la buena noticia de Dios no sólo con palabras si no con obras, es decir coherencia de vida.
Hola soy Mayte, de España. Tres aspectos que a mi modo de ver fundamenten hoy la práctica de la sinodalidad y que he visto de manera más clara a través de las clases de Darío Vitali son que Iglesia y sínodo es lo mismo; que la Iglesia del primer milenio era principalmente sinodal y que el CVII a través del capítulo 2 de la Lumen Gentium vuelve a dar el protagonismo al Pueblo de Dios, algo que se había ido perdiendo a lo largo del segundo milenio.
Me ha resultado muy interesante conocer con algo más de profundidad esa Iglesia del primer milenio, donde la diversidad era una riqueza y donde la autoridad de los obispos y del Papa siempre estaba en la relación que ellos mantenían con sus diócesis y entre sí. Si no he entendido mal, hubo un momento en la historia de la Iglesia donde la diversidad pasó a ser más un problema que una riqueza y se potenció la unidad, adquiriendo entonces el Papa y los Obispos una autoridad a la que el resto del pueblo de Dios tenía que obedecer,
En este tercer milenio, el milenio del Espíritu, según nos explicaba Darío, la importancia para caminar en la sinodalidad estará en saber conjugar el “sensus fidei” del Pueblo de Dios con la jerarquía eclesial, que siempre debe estar al servicio de este Pueblo y no por encima. “El sacerdocio ministerial no es una forma de honor, de poder o de superioridad, sino de servicio al Pueblo de Dios”, nos recuerda el profesor Vitali.
En esta horizontalidad de la Iglesia, en cuento al “poder” de sus miembros, y siempre unida en verticalidad al Espíritu, podemos encontrar fundamentos para hablar de una Iglesia sinodal.
Elementos Teológicos de la Sinodaldad
Es muy grato poder compartir con este grupo selecto mis apreciaciones sobre el tema estudiado, considerándome una aprendiz en movimiento.
Identifico como elementos teológicos la identificación de:
1- LA IGLESIA EN MOVIMIENTO, entendiendo el movimiento como en salida hacia las periferias, también en actitud de cercanía y acogida hacia el otro, pero igualmente entiendo este movimiento hacia el interior de la iglesia con el poder de reinventarse.
2- PROTAGONISMO DE LOS LAICOS (Pueblo de Dios), convirtiéndonos en actores activos de la proclamación del reino de DIOS, llevando una vida ejemplar, tratando cada día de ser discípulos del Buen Jesús, tenemos el deber de articularnos con la jerarquía de la iglesia para aportar en el cumplimiento de la misión.
3- RECONOCIMIENTO DE LA PERMANENCIA DEL ESPÍRITU SANTO, Habíamos dejado de acudir a la presencia Del Espíritu por tanto hemos olvidado la presencia de sus dones y fuerza; en la sinodaldad se convierte en la LUZ del discernimiento y la toma de decisiones, se nos invita reconocerlo en cada momento de nuestra cotidianidad.
Los tres aspectos fundamentales que me han quedado resonando han sido.
1. Espiritu Santo. Un espiritu que ha estado presente en las primeras comunidades formando y recreando la escucha, el dialogo y el discernimiento.
2. Bautismo: Desde el bautismo fuimos ungidos sacerdotes, profetas y reyes, desde nuestro baustimo estamos llamadas y enviadas a hacer visible esa presencia de Dios. Desde alli tengo un compromiso de hacer Iglesia en comunion y participacion.
3. Pueblo de Dios. Un pueblo que camina, peregrina, que busca la igual dignidad como hijas e hijos de Dios.
Todo ello implica una actitud de conversion para desaprender un sistema en el que no hemos dejado que la fuerza de RUAH nos impulse a romper los odres viejos y vaciar el vino nuevo en odres nuevos.
un gran desafio que tenemos en hacer vida el compromiso de hacer iglesia participativa, en igualdad de derechos, en escucha activa y del corazon respondiendo a los signos de los tiempos desde el discernimiento.
Buenas noches:
Soy Patricia de Argentina.
Los fundamentos que destaco son:
1-Debemos estar en una fraternidad que no es lo mismo que democracia, donde todos somos escuchados.
2-La Iglesia Sinodalidad requiere de paciencia , capacidad de escucha al otro, madurez , frente a una iglesia niña, que muchas veces calla.
3-Sinodalidad y jerarquía no se contraponen , sino que se vinculan.
Tres aspectos teológicos que haya aprendido en las clases que fundamenten la práctica de la sinodalidad hoy.
1. La sinodalidad es una “dimensión constitutiva de la Iglesia”, y no un invento o una moda en la Iglesia. El papa Francisco afirma que la sinodalidad es “el camino de la Iglesia que Dios espera en el tercer milenio”.
2. Desde el punto de vista teológico y canónico, la sinodalidad designa “aquellas estructuras y aquellos procesos eclesiales en los que la naturaleza sinodal de la Iglesia se expresa de forma institucional” en los tres niveles de realización que acredita la historia: local, regional y universal.
3. La sinodalidad es expresión de la comunión que se vive ad intra de
la comunidad eclesial y tiene como fundamento a la Santísima Trinidad, siendo así que “la acción del Espíritu en la comunión del Cuerpo de Cristo
y en el camino misionero del Pueblo de Dios es el principio de la sinodalidad”.
Buenos días estimados hermanos en Cristo Jesús dejo mi participación en este primer foro:
• El principio de sinodalidad tiene una carga semántica, pero también histórica, empírica y existencial de valores de participación e implicación, valores muy apreciados y determinantes en una cultura contemporánea marcada por un crédito que hoy es imprescindible para la democracia, en la medida en que esta exalta la participación y la implicación de los pueblos en los procesos de toma de decisiones.
• La sinodalidad es una “dimensión constitutiva de la Iglesia” y “el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico” dentro de la Iglesia. Situar la sinodalidad como “el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico”, es decir, como fundamento y criterio de la organización jerárquica de la Iglesia, significa que se trata de un concepto que debe ser considerado precisamente a nivel de principio, un principio no solo canonístico, sino también propiamente teológico. De hecho, hablar de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia nos plantea una categoría conceptual teológica que encierra algunas características esenciales de la Iglesia.
• Para comprender la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia, hubo otra experiencia de las iglesias primitivas, una experiencia poco recordada pero muy importante. Se trata de los “sínodos locales” del periodo post-apostólico. ¿Cómo surgen estos sínodos locales?
• Algunos estudios han profundizado la idea de que el modelo y la estructura de la asamblea sinodal a nivel local eran el reflejo de la sinaxis eucarística. Las primeras comunidades se reunían para la fracción del pan, y aprovechaban la ocasión para discutir y resolver todos los problemas que iban surgiendo por el camino de la comunidad. En cada asamblea eucarística se manifestaba así la conciencia de poder decidir tanto por los presentes como por los ausentes, es decir, la conciencia del repraesentatio ecclesiae, por analogía a la repraesentatio llevada a cabo en el misterio de la Eucaristía.
• La sinodalidad es un camino que valoriza la autoconsciencia de responsabilidad de las comunidades locales en la búsqueda de aceptar fielmente el evangelio en todo momento y lugar.
• En definitiva, hay dos elementos que definen la sinodalidad: el discernimiento siempre renovado en una perspectiva misionera y la participación de todo el pueblo de Dios, siempre respetando las funciones ministeriales.
Saludos,
Víctor Manuel Alcívar Caval
Buenos días. Comparto los tres aspectos que considero importantes a partir de este primer curso y de la conversación que tuvimos el martes pasado.
– La sinodalidad forma parte de la identidad de la Iglesia, está presente desde sus orígenes. Siendo diversa, la Iglesia de los primeros siglos mantuvo la unidad en la fe y en la comunión de los fieles con sus obispos y viceversa. En este sentido, el obispo representa a su iglesia; su ministerio está al servicio de la comunidad, en comunión con ella, y no del uso de un poder para decidir sobre ella. El Concilio Vaticano II no abordó la sinodalidad como tal, pero puso los presupuestos para recuperar esta dimensión, bajo la acción del Espíritu.
– El bautismo nos inserta en la fe de la Iglesia, nos hace miembros de un cuerpo que procede del Espíritu. El clericalismo no contribuye a hacer visible esta unidad y obstruye la acción del Espíritu. La sinodalidad no puede darse sin escucha al Espíritu, que es quien dinamiza la vida de la Iglesia y la induce a la fraternidad. El Concilio Vaticano II contribuyó a recuperar la identidad de la Iglesia como pueblo de Dios. Siendo así, todos los bautizados tienen voz en la Iglesia, todos son importantes y tienen la misma dignidad. El census fidei es de todos. La misión profética es propia de los bautizados. La acción de los bautizados no depende del permiso del clero, sino del derecho que le otorga el bautismo y del movimiento y acción del Espíritu. El sacerdocio común de los fieles y el ministerial están al servicio del pueblo de Dios.
– La Iglesia es imagen de la Trinidad. En ella, la escucha y el diálogo nos dan el derecho y el deber de construir la fraternidad en igualdad de condiciones. La Iglesia que se sabe en comunión es una Iglesia que está en camino, su meta es el Reino. Este camino se hace en espíritu de escucha, oración, discernimiento y apertura, en sinodalidad, sabiendo que no es un camino recto, sino que se pueden diseñar diversos caminos y que todos los fieles están llamados a la misma meta. Este camino lo hacemos con Cristo, quien da sentido a la historia, camina con nosotros y nos ayuda a vislumbrar el futuro.
El primer elemento que he aprendido es: la sinodalidad es lo constitutivo de la Iglesia.
Honestamente he de reconocer que, al iniciar el proceso sinodal, pensé que se trataba de solo contestar unas preguntas y después los obispos harían el resto. Es maravilloso ver cómo el Espiritu Santo se manifiesta a través de la escucha auténtica. Jamás había pasado por mi mente ese dato de que cuando escuchaba a alguien, más que escucharle estaba preparando lo que iba a decirle. Con lo cual, no era auténtica escucha.
El otro aspecto que he aprendido es que no basta escuchar, sino hay que interpretar, hay que discernir, hay que poner cabeza y corazón, abrir nuestra mente y corazón para saber lo que el Espíritu nos quiere decir. Y, lo más importante, ser dócil a lo que el Espíritu me ilumine y dar el paso al cambio, a la conversión.
Me agradó tanto ver la historia de la evangelización de la iglesia. Pude darme cuenta que no ando perdido en las ideas que he mantenido sobre la independencia y autonomía que deben tener las parroquias. Y que, en medio de esa diversidad, se mantenga la unidad de la Iglesia. La sinodalidad es la forma de comunión de las Iglesias.
El tema del sensus fidei no lo tenía muy claro. Ponía por encima lo jerárquico. Por supuesto, nunca lo vi como una imposición o gobierno, porque tenía claro que era un servicio. Pero sí pensaba que era la jerarquía la que tenía que tener la última palabra.
La Sinodalidad no es una moda vacía y pasajera, no es un tema de reparto de poder, tampoco es un peligro a evitar, La Sinodalidad no es un invento del Papa Francisco, es un evento del Espíritu Santo, solamente si lo vivimos así, tendrá sentido el Sínodo y la Sinodalidad,
Es Un tiempo del Espíritu Santo, que cambia, que transforma, que impulsa, que ilumina, tiene una arraigada tradición en la iglesia, una palabra utilizada para descubrir la naturaleza y misión de la iglesia de hoy en día. Es decir hace referencia a lo que es la iglesia en si misma, en su realidad esencial, en su dimensión y en su realidad estructural. Para esto debemos de entender que:
• Somo una iglesia cuerpo de cristo, una unidad que no se puede separar, una unidad en cristo, si no hay una unidad en cristo las diferencias nos enfrentan, si hay unidad la iglesia se une
• Somos una iglesia entendida como pueblo de Dios, donde todos estamos incluidos (sacerdote, religiosas, laicos etc ) con una misión titánica: el pueblo de Dios que avanza con una iglesia animada por el espíritu y enriquecida por los carismas.
• Una iglesia que camina junta, implicados en su obra salvífica de Cristo, avanzado hacia la plenitud que Cristo nos ha prometido
• No vivir la fe en soledad en individualismo, pasando del yo egoísta a la de nosotros, una vivencia de calidad, una iglesia de escucha.
1. La iglesia es una porque tiene su modelo, en la unidad de la Santísima Trinidad.
2. El camino sinodal se nutre con la Santa Eucaristía. El banquete de la eucaristía representa el “nosotros”.
3. El pentecostés es la prefiguración de los pueblos convocados a ser un único pueblo de Dios.
Algunos aprendizajes de este primer tema es que el camino sinodal es ante todo un proceso espiritual. Una escucha sinodal orientada al discernimiento. Por tanto, una iglesia con este estilo sinodal es una Iglesia de la escucha, la cual sabe que escuchar es más que oír, es tanto escuchar al protagonista —el Espíritu Santo— como escucharse entre sí en la diversidad, incluso en las cosas o acontecimientos difíciles. El sínodo es así una invitación y exhortación a vivir en actitud de oración.
Otro aprendizaje gratificante es que la sinodalidad es la modalidad por la cual la Iglesia “recalcula” su camino. Nosotros como pueblo de Dios, tenemos el punto de partida que es el mismo Jesucristo y tenemos el punto de llegada que es la vivencia del Reino. Necesitamos comprometernos con la conversión personal y comunitaria.
Cada uno de los bautizados, cualquiera sea la función que desempeñemos en la Iglesia, y nuestro grado de madurez en la fe, somos agentes evangelizadores. Estamos llamados a asumir un compromiso con la Evangelización. Si realmente hemos tenido un encuentro con el amor de Dios en Cristo Jesús, guiados por el Espíritu Santo, nos impulsa a anunciarlo. Somos discípulos misioneros.
La Iglesia Sinodal es la Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar es mas que oír, uno escucha de los otros, donde cada uno tiene algo que aprender; y todos escuchamos al Espíritu Santo. El Espíritu va indicando el camino, no hay Iglesia sin Espíritu. La Iglesia que camina, que se mueve, que se ejercita para buscar el consenso tratando de construir la comunión.
Pueblo de Dios, somos todos los bautizados, igualdad de todos, todos somos hijos de Dios con la misma dignidad. El sensus fidei es de todos los bautizados.
– El primer aspecto: La Sinodalidad es un elemento constitutivo de la Iglesia, no una moda ni algo que se le ocurrió al Papa Francisco. Este modo de ser Iglesia, hunde sus raíces en las primeras comunidades cristinas. Cada comunidad-Iglesia vivían la vida con sabor a Evangelio construyendo la comunión porque su identidad se fundamenta en el acontecimiento de Jesucristo.
– El segundo aspecto: El Espíritu Santo es el fundamento de la Sinodalidad, es la posibilidad que el Pueblo de Dios pueda ser infalible en la fe, es decir que no puede equivocarse cuando cree. Esta dimensión neumatológica le permite seguir desplegando su ser evangelizador. De aquí la importancia de escuchar al Pueblo de Dios, ya que escucharlo es escuchar a Dios y posibilitar a que se manifieste la dimensión profética
– El tercer aspecto: el camino Sinodal, es un camino exigente porque escuchar al Espíritu pide una madurez en nuestra condición de Hijos de Dios, en este proceso todos somos aprendices ya que todos los que tenemos el Espíritu tenemos derecho y deber de escuchar y hablar.
El primer aspecto es cómo el Concilio Vaticano II “descubre” al Espíritu Santo. La Iglesia había perdido al Espíritu y estaba recargada de “institucionalidad”. Por eso la Constitución dogmática Lumen Gentium es una urgente llamada a recuperar ese Espíritu, para volver a la Iglesia primitiva.
El segundo aspecto es derivado de lo anterior. Al abandonar la Iglesia piramidal, nos encontramos con una Iglesia donde todos los bautizados, sean laicos, curas, obispos, todos somos “pueblo de Dios”, y debemos “escucharnos”, tratarnos con respeto, en fraternidad.
Finalmente, de esta escucha, que surge de permitir actuar al Espíritu Santo, podemos hallar, entre todos, el camino que nos lleva como discípulos de Jesús, a cumplir el plan de Dios Padre. Todos en una dinámica en las que se relacionan: 1) el Pueblo de Dios, 2) el Colegio de los Obispos, y 3) el Papa, en un proceso que nunca se detiene y siempre están relacionándose unos con otros.
Hola mucho gracias por participar
Buenas tardes! Mi nombre es Jessy Belmonte.
Quisiera iniciar mi comentario con la pregunta ¿Qué importancia tiene la sinodalidad para la vida de la iglesia?
Luego de haber escuchado un poco las enseñanzas del prof. Darío Vitali, al igual que los puntos de vistas de las personas que nos acompañan en este diplomado, he podido reflexionar que la sinodalidad no es algo nuevo dentro de nuestra iglesia, sino más bien un proceso en el cual se nos invita a, primeramente, detenernos, hacer un alto en medio de tantas actividades y ocupaciones, que, si bien, son importantes para la iglesia y la evangelización, a lo mejor no nos está sirviendo de mucho, porque no está en consonancia, no sólo con nuestra realidad presente, sino con losgrupos o comunidades que están en mi entorno.
El sínodo es una oportunidad que tenemos para escuchar y también ser escuchados, en dónde se nos invita a tomar de la mano a todos, para caminar juntos, pero para esto es necesario desmontar muchos paradigmas, muchas razones, implica volver a nuestron inicios, a las primeras comunidades cristianas de la que nos hablan los hechos, donde estaba fresco el llamado, el sentirme parte de una iglesia, protagonista de mi llamado.
Debemos entender y profundizar en el mensaje del salmo 127 “Si el Señor (dueño de la obra) no es quién construye la casa, en vano se cansan los albañiles”, y para esto debemos tener una comunión con el Espíritu Santo, que es quién nos anima y nos levanta, el único que puede ayudarme a entrar en comunión con mi hermano, para poder ir más allá de un simple hacer, para SER.
Creo, particularmente, que para que cada cristiano pueda lograr una comunión con la iglesia universal, es necesario trabajar la espiritualidad, si me conozco y me amo, no se me va hecer difícil ser empático con mi entorno, ser maduro; si me siento llamado, no tendría que tener problemas o lidiar con la falta de compromiso, si tengo la convicción de que Jesús es quien me salva, entonces no tendré ningún impedimento en darlo a conocer a los demás y mucho menos entender cómo funciona el discipulado.
En conclusión, es necesario trabajar la individualidad, para llegar a la comunión de las comunidades y en consecuencia de la iglesia en general.
En primer lugar, agradezco a Dios por darme la oportunidad de formar parte de este proyecto, orientado a fortalecernos, a darnos herramientas y formación que sirva de soporte para contribuir a llevar, dar a conocer e implementar la sinodalidad en uestros ambientes, sectores, pastorales y diócesis en pleno.
En cuanto a los apectos que considero de suma importancia en este curso, comienzo por haber reconocido que la iglesia ha sido sinodal desde sus inicios. Con la participación de todos junto Jesús, con la cooperación constante, con el caminar juntos recorriendo las comunidades, con el respaldo de cada apóstol ante la evangelización de Cristo. es decir, todo un conglomerado de evidencias que ponen a relieve una sinodalidad en su máxima expresión. Lamentablemente esta característica se cortó en el segundo milenio con la construcción de la iglesia piramidal.
Otro aspecto de relevada importancia es que Cristo siempre está presente en la iglesia y, ésta a su vez celebra el culto integral a Dios. Aquí quiero destacar el tesoro que tenemos en nuestras manos a través de los contenidos del Lummen Gentium. A través de sus capítulos podemos enriquecer nuestra esencia de ser católicos, nuestro rol como laicos, la importancia de tener consciencia como pueblo de Dios y conocer con detalles la estructira jerárquica de nuestra iglesia. Esto me lleva a concluir que hablar de sinodalidad sin conocer la Lumen Gentium, es sencillamente, hablar sin fundamento.
Por último, como tercer aspecto, quiero acotar que la conversación espiritual, método totalmente nuevo para mí, no sólo me parece excelente como metodología en sí, sino que es tremenda herramienta para poner en práctica la sinodalidad. Nos permite la escucha, nos orienta en el discernimiento y nos invita a la puesta en común de nuestra experiencia, nuestros puyntos de vista, nuestra percepción en un clima de hermandad, de cercanía, de valoración y de parendizaje común a todos los participantes.
Las descripciones de los 3 elementos son tomadas de los documentos compartidos por el PROF. DARIO VITALI.
1 LOS LAICOS: «no afecta solamente a los pastores, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos; también los laicos son personalmente llamados por el Señor, del cual reciben una misión para la Iglesia y para el mundo» (ChL 2). Son de esperar muchísimos bienes para la Iglesia de este trato familiar entre los laicos y los Pastores; así se robustece en los seglares el sentido de la propia responsabilidad, se fomenta su entusiasmo y se asocian más fácilmente las fuerzas de los laicos al trabajo de los Pastores.
2 Sensus fidei: En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo hace infalible. Esto significa que cuando cree no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El Espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la salvación. Como parte de su misterio de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad de los fieles de un instinto de la fe que los ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios.
3 Tradición viva de la Iglesia: es como un río solo y muchos ríos, más bien: ¡todos los ríos! «Esta Tradición que se origina de los Apóstoles va creciendo en la Iglesia con la ayuda del Espíritu Santo; es decir, crece la percepción tanto de las realidades como de las palabras transmitidas cuando los fieles las contemplan y estudian repasándola en su corazón (cf Lc 2,19. 51), y cuando comprenden internamente los misterios que viven, y cuando las proclaman ellos que recibieron con la sucesión apostólica el carisma cierto de la verdad» (DV 8)22
comparto contigo el hecho de resignificar el acontecimiento de Cristo en sabernos parte de un Pueblo de Dios es importante. El ser corresponsable nos facilita a comprometernos con esta causa
1. La sinodalidad es una expresión constitutiva de la Iglesia desde sus inicios, fundamentada teológicamente en el Pueblo de Dios como la totalidad de los bautizados, la colegialidad episcopal y el hecho de que no hay título más grande en la Iglesia que ser Hijos de Dios.
2. Esto significa que el Pueblo de Dios tiene la prerrogativa de estar infalible en la fe y participar en la función sacerdotal, profética y real de Cristo, además de recibir dones especiales del Espíritu Santo.
3. La sinodalidad implica una madurez en la iglesia y una apertura a escuchar al otro y ponerse en camino obedeciendo al Espíritu.
Muy bien. Felicidades. Muy atinado comentario.
Así aseguramos mejor el caminar juntos, guiados por el Espíritu Santo y la realización de esta propuesta histórico-visionaria. Con una educación integral y Sinodal que nos haga conscientes de ser Iglesia, y sobre todo “Iglesia Sinodal”.
Estimada Paloma,
En efecto, para responder con mayor claridad a este foro , se necesitó no solo de las lecturas y videos, sino también de la conversación espiritual (espacio donde lo aprendido en las clases y en los PDFs se verifica).
Un abrazo,
Ani – Ecuador
Hola Ainemra, gusto en saludarte
Me identifico en lo que aportas, casi eso mismo decía yo, lo que he rescatado a sido lo de Pueblo de Dios y el misterio trinitario que nos hace cristianos maduros, que nos lleva a evangelizar en comunión con el esfuerzo de salir de nuestro yo que nos aleja del sentido comunitario.
Compañero, buena noche.
Has hecho toda una catequesis mistagógica, excelente resumen.
Me quedo también con lo que dice el Vat. II que nos el titulo mas grande que podemos tener: ser Hijos de Dios, que maravilla. Y también rescato la presencia del Espíritu Santo que nos guía como
Iglesia.
Escucha: Tenemos que escuchar a Dios, para que con él escuchemos el grito de su pueblo; y escuchar a su pueblo hasta que estemos en armonía con la voluntad a la que Dios nos llama.
Discernimiento: herramienta fundamental en la vida espiritual, es una dinámica interna para descubrir que Dios habla al interior del ser humano y en los acontecimientos de la historia de la humanidad.
Participación: discernimiento implica reflexión y compromete tanto el corazón como la cabeza en la toma de decisiones, en nuestras vidas concretas para buscar y encontrar la voluntad de Dios
La práctica de la sinodalidad en la Iglesia Católica tiene fundamentos teológicos importantes que se basan en la comprensión de la naturaleza de la Iglesia y en la enseñanza de Jesucristo. Aquí presento tres aspectos teológicos que fundamentan la práctica de la sinodalidad hoy:
La comunión y la participación: La Iglesia es una comunidad de creyentes que están llamados a vivir en comunión y participación unos con otros. Esta idea se basa en la enseñanza de Jesucristo de que los creyentes forman un solo cuerpo en él. San Pablo explica que “así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo” (1 Corintios 12:12). La sinodalidad fomenta la participación activa de todos los miembros de la Iglesia en la vida de la comunidad, reconociendo que cada persona tiene un papel importante que desempeñar.
La colegialidad: La Iglesia Católica es una Iglesia colegiada, lo que significa que los obispos tienen una responsabilidad colectiva en la dirección y el gobierno de la Iglesia. Esto se basa en la idea de que los obispos son sucesores de los apóstoles y, por lo tanto, comparten una responsabilidad colectiva en la guía de la Iglesia. La sinodalidad reconoce la importancia de la colegialidad en la toma de decisiones y la dirección de la Iglesia.
La acción del Espíritu Santo: La sinodalidad reconoce la presencia y la acción del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia. El Espíritu Santo es quien guía a la Iglesia y da vida a la comunidad de creyentes. La sinodalidad busca discernir la voluntad de Dios a través de la oración y la reflexión comunitaria, confiando en la guía del Espíritu Santo para tomar decisiones y avanzar en la misión de la Iglesia.
Hola
Soy David López
Principios
A) Pneumatológico: La función del Espíritu Santo es dar vida a la voluntad del Padre, así lo presenta el génesis, el plan de salvación de Dios en la plenitud de los tiempos y así lo expresa el mismo Jesús nuestro señor al fundar la Iglesia. Este camino Sinodal no puede estar ajeno a está gran realidad (L.G. #4).
B) Eclesiologico: Es la Iglesia cuerpo místico de Cristo establecida y organizada en este mundo como una sociedad, gobernada por el Papa y en comunión con los obispo están llamando a realizar un caminó junto, no en el individualismo. Ser servidores de los demás, al anunciar el evangelio a los pobres y afligidos, debemos tener presente que somos peregrinos cuya cabeza única es Cristo (L.G #8).
C) Pueblo Santo de Dios: Todos los fieles de cualquier condición o estado participa de las funciones del cuerpo místico de Cristo. Es la Gracia del Espíritu Santo que nos santifica y nos alimenta por medio de los Sacramentos para llegar así a la perfección. Esto a través de la experiencia de saber poner en práctica los carismas y dónde sin egoísmo y vanagloria.
Alegría enorme para mí participar en este Diplomado. Saludos a todos desde Mañana, Nicaragua.
Buenos días con todos: Mi nombre es Angel Rodríguez y soy de Ecuador.
Quisiera comentar tres aspectos que me llamaron la atención y que a mi parecer los podría considerar como elementos teologales.
El primero en torno a la idea de que todo creyente que tiene el Espíritu de Dios (Bautizado), tiene derecho a hacer sentir y hacer saber su experiencia y vivencia de su Espíritu, en otras palabras tiene derecho a dar conocer su experiencia de Espíritu.
Luego, me parece interesante redescubrir que la Iglesia de Dios, y todos los que somos parte de ella, somos una iglesia peregrina que a cada momento recalcula su camino, y recalcular no es cambiar o desviarse del camino propuesto por Dios, sino más bien es una revisión del como estamos caminando por ese sendero.
Y, por considerarnos una iglesia que camina, que peregrina y que recalcula su camino, somos un Iglesia que ESCUCHA :
a. Escucha el espíritu da l verdad.
b. Escucha al pueblo (prójimo)
c. Aprende escuchar.
La Iglesia no es el reino de Dios, es relativa al reino de Dios, y siendo así, la iglesia es peregrina, pues camina hacia el Reino de Dios. Es por ello importante este espacio de Sinodal dad, pues nos encontramos con in Iglesia que recalcula su camino, para que todos podamos llegar hacia el objetivo principal.
Por tanto, para caminar por esta experiencia sinodal con estos elementos teológicos, implica haber obtenido una madurez en la Fe, en la que también nos permita comulgar y caminar en obediencia, considerándonos parte fundamental de una Iglesia incluyente del pueblo, para el pueblo y con el pueblo; una Iglesia que en su peregrinar va madurando y sobre todo escuchando las necesidades y clamores de los más vulnerados y de aquellos que están deseosos de caminar y escuchar con la Iglesia de Dios.
La Iglesia, llamada de Trinitate plebs adunata, como Pueblo de Dios está habilitada para orientar su camino en la misión «hacia el Padre, por medio del Hijo en el Espíritu Santo». De esta manera la Iglesia participa, en Cristo Jesús y mediante el Espíritu Santo, en la vida de comunión de la Santísima Trinidad destinada a abrazar a toda la humanidad. En el don y en el compromiso de la comunión se encuentran la fuente, la forma y el objetivo de la sinodalidad en cuanto que expresa el específico modus vivendi et operandi del Pueblo de Dios en la participación responsable y ordenada de todos sus miembros en el discernimiento y puesta en práctica de los caminos de su misión. En efecto, en el ejercicio de la sinodalidad se concretiza la vocación de la persona humana a vivir la comunión que se realiza mediante el don sincero de sí mismo, en unión con Dios y en unidad con los hermanos y hermanas en Cristo.
Para llevar a cabo el designio de la salvación, Jesús resucitado otorgó a los Apóstoles el don del Espíritu Santo (cfr. Jn 20,22). El día de Pentecostés el Espíritu de Dios fue derramado sobre todos aquellos que, proviniendo de todas partes, escuchan y acogen el kérygma, prefigurando la convocación universal de todos los pueblos para formar el único Pueblo de Dios (cfr. Hch 2,11). El Espíritu Santo, desde lo más profundo de los corazones, anima y plasma la comunión y la misión de la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo vivo del Espíritu (cfr. Jn 2,21; 1 Cor 2,1-11). «Creer que la Iglesia es “Santa” y “Católica”, y que es “Una” y “Apostólica” es inseparable de la fe en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo»[48].
La Iglesia es una porque tiene su fuente, su modelo y su meta en la unidad de la Santísima Trinidad (cfr. Jn 17,21-22). Es el Pueblo de Dios que peregrina sobre la tierra para reconciliar a todos los hombres en la unidad del Cuerpo de Cristo mediante el Espíritu Santo (cfr. 1 Cor 12,4).
La Iglesia es santa porque es obra de la Santísima Trinidad (cfr. 2 Cor 13,13): santificada por la gracia de Cristo, que se le ha entregado como Esposo a la Esposa (cfr. Ef 5,23) y vivificada por el amor del Padre infundido en los corazones mediante el Espíritu Santo (cfr. Rom 5,5). En ella se realiza la communio sanctorum en su doble significado de comunión con las realidades santas (sancta) y de comunión entre las personas santificadas (sancti). De esta manera, el Pueblo santo de Dios camina hacia la perfección de la santidad que es la vocación de todos sus miembros, acompañado por la intercesión de María Santísima, de los Mártires y de los Santos, constituido y enviado como sacramento universal de unidad y de salvación.
La Iglesia es católica porque custodia la integridad y la totalidad de la fe (cfr. Mt 16,16) y ha sido enviada para reunir en un solo Pueblo santo a todos los pueblos de la tierra (cfr. Mt 28,19). Es apostólica porque está edificada sobre el fundamento de los Apóstoles (cfr. Ef 2,20), porque transmite fielmente la fe de ellos, porque es instruida, santificada y gobernada por sus sucesores (cfr. Hch 20,19).
La acción del Espíritu en la comunión del Cuerpo de Cristo y en el camino misionero del Pueblo de Dios es el principio de la sinodalidad. En efecto, siendo Él el nexus amoris en la vida de Dios Trinidad, comunica ese mismo amor a la Iglesia que se edifica como κοινωνία τοῦ ἁγίου πνεύματος (2 Cor 13,13). El don del Espíritu Santo, único y el mismo en todos los Bautizados, se manifiesta de muchas formas: la igual dignidad de los Bautizados; la vocación universal a la santidad; la participación de todos los fieles en el oficio sacerdotal, profético y real de Jesucristo; la riqueza de los dones jerárquicos y carismáticos; la vida y la misión de cada Iglesia local.
Luego de las clases escuchadas, con alegría recibo y percato que la sinodalidad no es un tema de moda , antes bien es una realidad dentro de iglesia y tan profundamente enraizada, que puedo afirmar que la Iglesia es sinodal. No obstante los muchos desafíos por afrontar dentro de la misma. Es por eso que la comprensión de lo que afecta a todos debe ser discutido y decidido por todos. Me ayuda comprender la autoridad como don de Dios y tarea de los hombres, toda vez que la autoridad es recibida de la Gracia, por lo tanto regalo, debe ser ejercido en la diaconía dentro de una comunidad para construir al pueblo de Dios.
Por otra parte, el percatar la presencia del Espíritu de Dios, como torrente de agua subterránea debajo de los pilares de la Institución, me ayuda a comprender que Sin la presencia del Espíritu no habría sinodalidad. Dado que Cristo llama o convoca a todos con la fuerza del divino Espíritu. Haciendo que todo lo anterior “el caminar juntos” una dimensión constitutiva de la Iglesia. Puesto que la participación activa del pueblo de Dios da sentido a la ministerialidad como movimiento dialógico porque el sentido de la fe esta antes que la ministerialidad. Entonces la iglesia escucha a la Iglesia en una relación de circularidad donde escuchar al pueblo es escuchar lo que el Espíritu dice a la Iglesia.
Sin lugar a duda la sinodalidad abre un gran horizonte de reflexión y compromiso. Se busca desempolvar el rostro peregrino del pueblo de Dios que camina hacia la realización del reino, una peregrinación que se hace símbolo de la unidad no solo de los bautizados sino también del genero humano con su siempre deseo de ir más allá. Indudablemente todo esto nos pone en modo de aprendizaje. Y es precisamente profundizar en una experiencia eclesial con vocación profética. En síntesis la sinodalidad es el modo como la Iglesia recalcula su camino.
el primer aspecto teológico que he aprendido, y siento que fundamenta la práctica de la sinodalidad hoy , es el descubrir que somos una Iglesia que camina, que peregrina hacia el Reino, que podemos ir “recalculando” el andar. Me anima y alienta en la esperanza, ya que como pueblo de Dios vamos en proceso, viviendo cada vez más plenamente, la propuesta de Reino del Señor, y descubriendo, el modo de servir a este sueño.
el segundo aspecto es la comprensión del proceso histórico. Descubrir como se fue gestando durante el primer y segundo milenio, el modo de plasmar nuestro modo ser Iglesia, de acuerdo al contexto que nos tocaba vivir. Esto me ayuda y me anima a comprender que lo que vivimos culturalmente, va a teñir y va aportar elementos y valores nuevos, y otros que no, a la modalidad de ser iglesia que encarnemos. Sin embargo la voz del Espíritu, estará siempre con nosotros, como lo prometió Jesús, y esta es nuestra esperanza.
El tercer aspecto “lo que afecta a todos, lo tienen que decidir todos” . Anclados en la certeza que es el Espíritu el que suscita la profecía y guía el discernimiento. El sensu fidei, necesita ser rumiado, y encarnado por todos los bautizados, esto es algo que los fieles necesitamos seguir profundizando
La sinodalidad se base en el Sensus Fidei esto es la moción del Espíritu Santo por boca de todos los fieles. El Sensus Fideí es asumida por la Iglesia como un proceso de discernimiento en una misa fe y en un Iglesia toda ministerial. El fundamento ultimo de la sinodalidad es la Trinidad. La sinodalidad es Cristológica, contempla a la Iglesia como la comunidad de los que siguen el camino del Señor, el camino, la verdad y la vida. La Iglesia nació del costado abierto de Cristo, sangre y agua. Jesús prometió al Paráctilo a los Apóstoles para que dieran testimonio de Él, en Pentecostes. El Espiritu Santo es el principio de comunión, entre los distintos pensamiento y diversidad. Ese mismo Espíritu es la unidad entre lo diverso.
El sínodo integrado por obispos, clero y laicado estará asistido por teólogos y canonístas que ayudarán a discernir los temas a discutir y a ser aprobados, el Espíritu Santo será el sujeto de la comunión sinodal.
El Concilio Vaticano recupera la sinodalidad como modo de ser de la Iglesia aunque el término no se describe en el mismo concilio. El Santo Padre nos llama a todos los fieles a caminar juntos ese caminar juntos es un llamado a la sinodalidad. La sinodalidad engloba tres aspectos teológicos a mi parecer importantes: comunión, participación y misión.
Comunión: Es preciso recordar que la acción del Espíritu Santo se manifiesta en en la comunión del todo el Cuerpo de Cristo, cabeza (Jesucristo) y cuerpo (el pueblo de Dios), todos unidos en un camino misionero.
Participación: El Papa Francisco nos recuerda que la participación sinodal no es solo para los obispos, sino para todos los bautizados que conforma el pueblo de Dios, es la gran oportunidad que tenemos todos de participar en vida y misión de la Iglesia.
Misión: La misión de la Iglesia es bautizar y proclamar el evangelio, La herramienta es un Iglesia toda ministerial, donde cada uno participe de un ministerio y con su vida y su ejemplo consiga la misión.
En estos encuentros he descubierto muchas cosas que me han ayudado a comprender la complejidad y belleza de mi Iglesia. Entre ellas: Somos una Iglesia que camina que peregrina, que somos el pueblo Santo de Dios que forma el cuerpo místico de Cristo organizados de manera horizontal respetando la dignidad de bautizados de cada uno. Además que es Espíritu Santo el protagonista de este proceso de reaprendizaje para la Iglesia, no es una moda, es volver a escucharnos como hermanos donde todos participamos por igual.
Mi nombre es Dolores Tovar, me quedan de este primer módulo la importancia de reconocer que la sinodalidad es una expresión constitutiva de la Iglesia, que cada miembro de la misma tiene una responsabilidad y una dignidad que hay que respetar. Por último, me pareció importante mencionar que la iglesia no es el Reino de Dios, el Reino de Dios es la meta.
Soy Ma Dolores Tovar López, han sido encuentros muy enriquecedores de los cuales rescato que la Sinodalidad es constitutivo de la Iglesia, que todos participamos de ser Sacerdotes, profetas y Reyes, hemos recibido el mismo Espíritu, que somos una iglesia peregrina con una meta que es el Reino de Dios.