Foro: cuarto módulo.

En tu experiencia, ¿en cuáles ámbitos están más involucrados los diáconos en el servicio pastoral?
Como Diácono Permanente, mi experiencia y formación, me asegura que nuestro Ministerio debe reflejar la imagen de Cristo Siervo, sin ninguna duda. Pero en la vida diaria se verifica que algunos Diáconos Permanentes hacen caso omiso a dicho “camino” que la iglesia nos indica y sus tareas se dirigen más al ámbito litúrgico, dejando de lado lo social y especialmente la atención de los necesitados. Se comprueba que en sus Parroquias son más utilizados en las actividades litúrgicas, en especial dentro de la Eucaristía, socorriendo al Sacerdote y administrando los Sacramentos y Sacramentales que les corresponden a su ministerio; lugares donde se le reconoce al Diácono, más que nada, como el Suplente del Sacerdote.
¿Estás de acuerdo con la idea de que se necesita una conversión pastoral en nuestras comunidades, en la cual el diácono puede ayudar mucho, abriendo nuevas fronteras de presencia eclesial en el mundo?
En lo personal, creo, sin ninguna duda, de que se necesita una conversión personal y pastoral en nuestras comunidades, para contrarrestar el clericalismo, que produce una gran dificultad dentro de la Iglesia. Se necesita una conversión de los propios fieles de la parroquia, que todavía tiene muy naturalizado la idea de la Iglesia jerárquica – piramidal, lo que hace que algunos Sacerdotes, por su celo apostólico, “impongan su poder”, logrando el sometimiento del Diácono a sus caprichos y no se los considere como un cooperador, en comunión con él. Se resalta que el Diácono también tiene su derecho de ser aceptados y plenamente reconocidos por todos, fieles y Párroco, para ellos “es necesario descubrir la complementariedad entre el servicio específico del Sacerdote y los Diáconos Permanentes.
Asimismo, el Diácono tiene un gran abanico de tarea pastoral que aportar a la Iglesia, para abrir nuevas fronteras de presencia eclesial en el mundo, ya que es una pieza fundamental en la Iglesia Particular y que no toda la culpa de las “sombras” que se viven en la Iglesia es del sacerdote y/u obispos. Para ellos se necesita también una conversión del diaconado, como ministerio. Su papel debe ser esencial para mantener a las comunidades adaptadas en la sociedad. Debe profundizar el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia, sus principios y valores para enseñarlos con su ejemplo a la comunidad eclesial y como “el buen samaritano”, velar por el bien común de los pobres y necesitados, no solo de la comunidad, sino de la sociedad, para inspirar en los hermanos el hacer presente el Reino de Dios, donde el Diácono sea un instrumento de servicio, que trabaje en equipo, ya que es mucho lo que puede desarrollar en su ministerialidad, formando y animando a los laicos a comprometerse y ser una Iglesia de y para los pobres, ser comunidad de comunidades, llamando a la conversión y al cambio de misión con diferentes expresiones de fe, donde el soplo del Espíritu, sea el que los guíe. Necesitamos una Iglesia con presencia testimonial en todos los ámbitos sitios y espacios, construyendo comunidades misioneras de acogida y cercanía, siendo la voz de la esperanza que aporta la vida del Evangelio y empujando a otros al encuentro con Cristo.
Diácono Bernabé Castellano